“Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno. No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores.” Judas 6-8.
Este título parece contradictorio, nadie se imagina que algunos de estos seres protectores y adoradores de la trinidad sean pecadores. Pero Judas nos muestra esta verdad para abrir los ojos de la iglesia. En algún momento del pasado, ciertos ángeles decidieron no atesorar su postura como algo sagrado y extraordinario sino que aprovecharon la libre voluntad que recibieron, y decidieron seguir a Satanás, otro ángel desobediente.
Dios los había creado con una libre voluntad, pero en vez de ser sujetos y obedientes a su Creador desobedecieron, por lo cual fueron mantenidos en prisión.
Aparentemente los ángeles caídos están divididos en dos grupos. (Isaías 14:12-14, Apocalipsis 12:04) Uno de estos grupos, está formado por aquellos ángeles que se rebelaron, ellos tuvieron que ser puestos en prisiones, encarcelados y ya no tienen más libertad de movimiento. Pero, aparentemente hay otro grupo de ángeles caídos en la rebelión, que tiene libertad de movimiento, y están bajo el liderazgo de Satanás. Parece evidente que estos son los demonios mencionados en toda la Biblia. Ellos siguen en actividad entre la humanidad como demonios. Ellos buscan a quien devorar y hacerlos caer en prisiones de oscuridad.
Esta lección de Judas es muy oportuna para estos tiempos donde vemos cuánto ha crecido la maldad. Así como la pandemia crece y parece imposible parar, la maldad se desarrolla y multiplica, los demonios buscan corazones fríos, mentes sin temor a Dios, para dominarlas y hacerlas parte de la legión de los condenados.
Dios es Santo y no permite de ninguna manera que el pecador sea pasado por agua tibia, todos seremos juzgados, no importa cuál haya sido el estatus espiritual que lucimos.
Estos ángeles en un tiempo permanecieron en la, gloriosa presencia de Dios, pero su desobediencia los llevó a cadenas eternas. Tanto los ángeles que fueron expulsados del cielo como Sodoma y Gomorra, cayeron a causa de su soberbia y desobediencia, es que el orgullo es la base de toda forma de pecado pues por él la persona se niega a admitir su necesidad de Dios.
La persona orgullosa trata de satisfacer sus propios deseos de cualquier forma lo cual lo lleva a pecados sexuales, adicciones y otros hábitos destructores, no hay que equivocarse, sólo Dios puede llenar de satisfacción y dar completamente gozo y paz.
Si Dios juzgó a los ángeles que pecaron, Él juzgará a estos individuos que pecan deliberadamente, con la severidad que se merecen. En segundo lugar, nos advierte que debemos seguir caminando con Jesús. Si la pasada experiencia espiritual de estos ángeles no garantizaba su futuro estado espiritual, entonces tampoco podemos creer que es posible estar caminando con Dios y de vez en cuando darte libertades para hacer lo que quieres. Tenemos que seguir caminando con Cristo de la mano y estar en guardia.
Los ángeles caídos perdieron su dignidad al desobedecer, y los cristianos tibios, fríos o religiosos pierden su dignidad cuando reemplazan a Dios por las vanidades de esta vida. Sodoma y Gomorra un día fueron naciones bendecidas, pero la prosperidad los apartó de Dios, por eso rechazaron la autoridad y cayeron en bajas pasiones, ellos recibieron el juicio de Dios.
Los cristianos no estamos exonerados de la justicia de Dios.
Debemos siempre recordar todas las virtudes santas de Dios. Omnipresencia, Omnipotencia, Santidad, Inmutabilidad, Justicia y Amor.
Con amor:
Martha Vílchez de Bardales
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