“No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador. Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice. No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.” Isaías 43:1-3, 7, 18-19.
Si nos sentamos y hacemos una evaluación sincera del año que está terminando, creo que la mayoría de nosotros dirá con toda humildad, que fue un año muy difícil. Hemos enfrentado obstáculos elevados, trampas del enemigo e incluso golpes que todavía nos quitan el aliento, sin embargo Dios nunca nos ha abandonado en este proceso y lucha, él nos sigue llevando de la mano hacia su propósito perfecto.
Creo que los obstáculos más difíciles son dos, ellos siempre van juntos, como si fueran hermanos siameses, si llega uno, de inmediato el otro da el golpe de gracia, para mí estos mellizos son el miedo y la resignación. A raíz de la pandemia estos males que ya existían, han recrudecido, muchos cristianos han quedado rezagados en el camino de la vida cristiana porque dejaron de correr o se escondieron por el miedo.
Cuando el profeta Isaías dio este mensaje del capítulo cuarenta y tres, Israel estaba en el exilio babilónico, ellos, por ninguna parte hallaban salida a su cautiverio, se encontraban llenos de miedo y resignados a terminar su vida como esclavos, entonces el profeta les dio estas palabras de consuelo, palabras necesarias a un pueblo que se sentía abandonado por Dios.
Estas palabras de aliento son como agua fresca a todos los que nos sentimos como el pueblo de Israel, estamos por empezar un nuevo año, pero, ¿Cómo empezar con ilusión y confianza si todavía el miedo sigue cubriendo los sentidos espirituales? Cuando las circunstancias nos abruman y la esperanza se ha desvanecido tenemos que dejar de mirar las cosas malas y enfocar la mirada en las promesas de Dios.
Dios nos dice:
NO TEMAS. Isaías 43: 1, 5. Israel no las tenía nada fácil, si salían del exilio tendrían que enfrentar el reto de reconstruir una nueva ciudad, pero, cómo lograrían esto si tenían un país fragmentado y lleno de pecado, si estaban divididos y peleando, si la mayoría de ellos había abandonado a Dios. Aún así Dios les dijo: No tengan miedo. Y con esa orden les dio también las razones para no temer.
TE CREÉ. Isaías 43:1 No temas porque yo te creé. Dios es nuestro Creador y Formador, por lo tanto tiene propósitos divinos para cada uno de sus hijos, esta verdad tiene que darte seguridad, por lo tanto, deja de tener miedo.
TE HE REDIMIDO. “Porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú.” ¿No es maravillosa esta verdad? Él pagó por nuestra libertad y perdón, cambió el pasado, presente y futuro, nos dio un nuevo nombre: hijo de Dios.
ESTOY CONTIGO. El miedo nos vuelve inútiles, nos sopla al oído todo lo que no podemos hacer, nos paraliza y quita voluntad de luchar , por el miedo te sientes sólo e imposibilitado de hacer y ser el cristiano que deberías. Dios sabe cómo te sientes al empezar un nuevo año y por eso te dice: No temas porque yo estoy contigo. De inmediato menciona las acciones que hará por nosotros.
VOY A ABRIR UN CAMINO. Como abrió el Mar Rojo, te dará nuevas oportunidades, si dejas de pensar que es imposible y te aferras a sus promesas Él te guiará a nuevas ocasiones que nunca imaginaste.
Te animo a memorizar estos versos y grabarlos en tu corazón, si declaras en fe la palabra de Dios, si obedeces y no te alejas del Padre, Dios tu creador te dice: “No tengas miedo. Yo te he liberado; te he llamado por tu nombre, y tú me perteneces. Aunque tengas graves problemas, yo siempre estaré contigo; cruzarás ríos y no te ahogarás, caminarás en el fuego y no te quemarás, porque yo soy tu Dios y te pondré a salvo.”
Feliz nuevo año 2022 con Cristo en tu vida
Martha Vílchez de Bardales
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