“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.” Santiago 2: 14-19
A raíz de la cuarentena, las iglesias tuvieron que dejar de congregarse en el templo, esto fue algo insólito para la mayoría de creyentes enseñados a reunirse cada semana con la familia espiritual. Pero ninguna iglesia que yo conozca se quedó detenida, al contrario, usó todas las formas posibles, como las redes sociales para seguir unida, continuar intercediendo, aprender la Palabra de Dios y evangelizar.
La mayoría de creyentes rápidamente aprendió a usar este medio para seguir unido a su iglesia local, para mi familia, ha sido y es una experiencia inolvidable porque a pesar de la pena por la distancia obligada, nuestra amada familia de la IB La Molina, en su mayoría, han hecho todo lo posible para mostrar su compromiso con Dios y su iglesia.
Esta pandemia ha sacado lo mejor de los cristianos fieles, si antes ya mostraban un testimonio de ser discípulos de Cristo, con mayor razón, sus obras evidenciaron el amor de Dios en sus corazones. Pero también la epidemia produjo un mal aparte de la enfermedad, engendró creyentes sin obras, ni testimonio.
¿Por qué es tan importante demostrar que si tengo fe? –“La fe es personal y a nadie le incumbe”- Podrían refutar molestos los que se sienten atacados. Pero no creo que Santiago buscara mandar indirectas a ningún hermano. Él habló y escribió inspirado por el Espíritu Santo, y esta enseñanza es actual y para todos.
El que afirma que tiene fe, es un cristiano, y por lo tanto debe tener tres características básicas: Debe tener doctrina, debe tener una relación personal y compromiso con Jesús, y debe tener un estilo de vida que refleje madurez y amor. Santiago presentó un argumento claro y definitivo sobre esta verdad: Es imposible que alguien pueda ser genuinamente salvo por fe, sin tener obras. Sin embargo alguien puede decir, -“Yo tengo fe”- pero no muestra en nada, compromiso con su iglesia, no quiere meditar en la Palabra ni orar, no le interesan las pruebas de otros, a ellos Santiago les dice: ¿Podrá la fe salvarle?
Un detalle clave para entender mejor esta cita, esta carta fue escrita a los cristianos judíos, a aquellos acostumbrados a guardar normas estrictas, obedecer leyes y practicar ritos. Una vez que conocieron el evangelio, fueron libres de obras escrupulosas y rígidas, pero, se fueron al extremo al pensar que las obras, ya no importaban para nada.
¿Son importantes las obras entonces para los cristianos? Si, porque somos salvos por la gracia a través de la fe, no por las obras; pero esa fe que salva debe tener obras que la acompañen. Como dice el dicho: Solamente la fe salva, pero la fe que salva no está sola, tiene buenas obras con ella.
NO sólo Santiago afirmó esto, Pablo también dijo: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Efesios 2:10
“Palabra fiel es ésta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras”. Tito 3:8.
Pero esto no termina aquí, también nos dice: “Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.”
Cuando somos indiferentes, insensibles, o fríos ante la necesidad de otro creyente, fallamos como cristianos. Al pecar así, demostramos que nuestra fe está muerta, porque sólo los vivos aman al prójimo.
Las frases: “Voy a orar por ti”; “Que el Señor te bendiga” son las declaraciones que han suplido a: “Calentaos y saciaos”
Una persona que conoces está padeciendo necesidad y dices: “Voy a orar por ti”, eso es lo mismo a decir: “Caliéntate y llénate” ella está frente a ti, necesita alimento, pero no le ofreces nada, excepto un poco de palabras religiosas. ¿De qué aprovecha esto?
La verdadera fe sabe expresar su amor, aun en lo poco que pueda tener, en este sentido, la verdadera fe va acompañada de obras. Debe haber: Compasión, Oración y Acción. Una fe viva es simplemente una verdadera fe.
Con amor,
Martha Vílchez de Bardales
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