"Y vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Ve y di a los varones de Judá, y a los moradores de Jerusalén: ¿No aprenderéis a obedecer mis palabras? dice Jehová. Fue firme la palabra de Jonadab hijo de Recab, el cual mandó a sus hijos que no bebiesen vino, y no lo han bebido hasta hoy, por obedecer al mandamiento de su padre; y yo os he hablado a vosotros desde temprano y sin cesar, y no me habéis oído. Y envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar, para deciros: Volveos ahora cada uno de vuestro mal camino, y enmendad vuestras obras, y no vayáis tras dioses ajenos para servirles, y viviréis en la tierra que di a vosotros y a vuestros padres; mas no inclinasteis vuestro oído, ni me oísteis. Ciertamente los hijos de Jonadab hijo de Recab tuvieron por firme el mandamiento que les dio su padre; pero este pueblo no me ha obedecido." Jeremías 35:12-16
¡Que importante es conocer la historia y las enseñanzas que nuestros antecesores cristianos nos dejaron como herencia! En mi caso, soy la novena de once hermanos, me encanta escuchar a los mayores y sobre todo hacerles muchas preguntas acerca de nuestros abuelos que no llegué a conocer.
Por ejemplo me siento muy orgullosa cuando me cuentan sobre mi abuela, una mujer que conoció a Cristo como Salvador y entonces se enamoró de la Palabra de Dios, sin embargo, un detalle la hizo diferente a muchas madres cristianas, y es que ella era analfabeta, pero no importó que no supiera leer, porque la Biblia se convirtió en su regla de vida, memorizó muchos textos y pudo darles a mis ocho hermanos mayores, desde niños, el ejemplo de lo que significa tener temor a Dios.
Para ellos, que tuvieron la bendición de conocerla, están aún vívidos algunos recuerdos de su personalidad, delicadeza en su trabajo, fe y amor en el servicio, esto también fue una herencia que recibimos de mis padres, por eso la historia que narra este capítulo me hace recordar nuestro origen y les doy este testimonio personal.
El reino de Judá se fue debilitando cada vez más con el gobierno del rey Joacim, más eso no los hizo humillarse sino que se inflaron de orgullo, por eso cada vez que Jeremías quería darles una palabra o señal de advertencia, ellos cerraban sus sentidos y endurecían sus corazones.
Dios entonces decidió utilizar un ejemplo para que reaccionaran y vean cuán imperdonable era la actitud de la nación: Jeremías recibió la orden de reunir a los recabitas. ¿Quiénes eran ellos?
Ellos eran una tribu entre los israelitas quienes enfatizaban una vida nómada como la que Israel vivió en el desierto. Sus raíces iban hasta Jetro, el suegro de Moisés. Estos Recabitas eran entonces descendientes de Jetro. El padre inspirador de los Recabitas fue Jonadab quien junto a Jehú, sacaron todos los ídolos de la casa del idólatra Acab. Jonadab dio ejemplo de tener una fe radical a Jehová y enseñó que el paganismo que practicaban los pueblos vecinos no debía infiltrarse en su tribu, así que procuró que sus descendientes se mantuvieran libres de toda corrupción e idolatría.
Los Recabitas tenían entre ellos, no sólo a sus parientes de sangre, sino que también aceptaron entre sus miembros a otros grupos que compartían ese mismo deseo de vivir una vida de obediencia a Dios, la característica principal de ellos fue que vivían una vida nómada, con costumbres simples, pero sobre todo, con un fuerte compromiso con Dios.
Pero entonces, ¿Qué quiso demostrar Jeremías al llamar a los Recabitas y ofrecerles vino? El profeta quiso evidenciar cómo esta familia no estaría dispuesta a desobedecer a las enseñanzas que recibieron de su antecesor mortal, (debo agregar que este ancestro, había estado muerto por ¡casi tres siglos!)
Este clan estaba dispuesto a continuar honrando la enseñanza y el legado que recibieron de sus antecesores, pero los demás judíos, no quisieron rendir obediencia al Señor. ¡Esta era la lección! Los Recabitas honraban a un padre muerto, pero los judíos no querían obedecer a Dios. El ejemplo de los Recabitas era evidente, pero ellos no querían hacer nada bueno para agradar al Señor. Por eso Dios parece quejarse de su nación elegida porque aunque hizo todo por ella, no pudo devolverle fidelidad:
“Ciertamente los hijos de Jonadab hijo de Recab tuvieron por firme el mandamiento que les dio su padre; pero este pueblo no me ha obedecido.”
Los Recabitas obedecieron a un líder mortal; el pueblo de Judá desobedeció a un Dios Perfecto.
Los Recabitas recibieron enseñanzas sólo de su líder y cumplieron con cada ley; el pueblo de Judá recibió mandamientos de Dios una y otra vez y no acataron nada.
Los Recabitas honraron su herencia en lo concerniente a prácticas terrenales; el pueblo de Judá despreció a Dios en lo concerniente a cosas eternas.
Los Recabitas se sometieron al legado de su líder por más de 300 años; el pueblo de Judá se rebeló continuamente desechando a su Dios.
Los Recabitas serían recompensados por su fidelidad; el pueblo de Judá sería juzgado.
Enseñanzas divinas para nosotros, lecciones que debemos heredar para que permanezca una nación elegida que anuncie las verdades de Dios. Gracias por sus oraciones, mi Deby está cada día mejor. ¡Gloria a Dios!
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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