"El sucesor de Aod fue Samgar, hijo de Anat, quien derrotó a seiscientos filisteos con una vara para arrear bueyes. También él liberó a Israel." Jueces 3:31
Con algo que parece pequeño se puede hacer cosas grandes cuando se pone eso minúsculo, en las manos de un Dios Grande. En Isaías hay un verso que me gusta mucho:
“El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto.” Isaías 60: 22.
Dios siempre utiliza lo que tienes a la mano. Por ejemplo un poco de aceite, un puñado de harina, una honda, una piedra, una niña, una viuda, un cuervo, una mula, una vara o una aguijada para arrear bueyes.
El sucesor de Aod fue un juez menor llamado Samgar. Se le llama menor porque su historia es muy breve, sólo un verso, pero tiene una gran riqueza en cuanto a la enseñanza que nos da.
Samgar usó una aguijada para derrotar a seiscientos hombres. Este instrumento es una vara con una punta pequeña de hierro en la extremidad superior, con la cual se pica y aguijonea a los bueyes y otros animales cuando tiran del arado o de la carreta. La aguijada también era usada por los labradores para arar y separar la tierra que se pegaba a la reja del arado.
Te doy un poco más de datos para que puedas visualizar en tu mente a Samgar y su instrumento de batalla, la aguijada medía más o menos 2,5 m. de largo, era de madera y su punta aguda y fuerte para estimular a los bueyes. Yo me imagino a Samgar como un guerrero formidable con su palo largo, quizá de ellos se copiaron los creadores de las historias de los monjes de Kung fu.
Samgar es un excelente ejemplo de servir a Dios. Él simplemente utilizó lo que Dios puso en su mano, una aguijada. En las manos de Samgar este instrumento se volvió algo peligroso y más fatal que cualquier espada, porque Samgar puso su vara y el Señor le dio habilidad, valentía, fuerza y celo para usarlo bien.
Samgar también salvó a Israel. Dios vio a un obrero ocupado en su trabajo, entre tierra y animales y lo impulsó a tener celo, amor por su nación, valentía para echar fuera a los enemigos. No había nada espectacular sobre una aguijada de buey. Pero Dios puede utilizar, y quiere utilizar, lo que sea que esté en nuestras manos. Samgar era apenas un trabajador que hacía su trabajo; pero él tomó lo que estaba en su mano cuando fue movido por Dios, y él rescató al pueblo de Dios de sus enemigos.
Hoy más que nunca nuestros pueblos necesitan tus talentos, dones y habilidades para usarlos para enseñar, consolar, dar esperanza y aliento a tanta gente que sufre. Por favor no digas que no tienes nada porque eso es hacer mentiroso o tacaño a Dios. Usa lo que Dios te ha dado.
Dios en su magnífica misericordia nos ha dotado de talentos, los cuales Él ha tenido a bien ponerlos en nuestra vida para que con ellos honremos su Nombre. Lo malo es que muchas veces hemos sido dotados de talentos los cuales no estamos usando como Dios quiere que los usemos o muchas veces no permitimos que esos talentos que Dios ha puesto en nuestra vida se puedan desarrollar.
El enemigo es muy astuto y como sabe el potencial que tienes tratará de poner muchos obstáculos para que no logres desarrollar los talentos que Dios ha depositado en tu vida. Mira a Samgar y mira tus manos, verás que tienes todo lo necesario para servir a Dios.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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