“Te saludo yo, Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo.” Tito 1:1
Pablo le escribió a Tito una carta que ha sido usada para formar siervos de Dios. Vamos a conocer un poco sobre Tito. Fue uno de los ayudantes de confianza de Pablo. Era griego, por lo tanto pagano de nacimiento, se cree que se convirtió con la predicación del apóstol. Pablo tenía mucha confianza en este discípulo suyo porque navegó con él a Creta, donde lo dejó, para que pusiera en orden las iglesias desorganizadas.
Tito estuvo presente en varias ocasiones importantes con su maestro Pablo, por ejemplo en el concilio de Jerusalén, donde, a pesar de la insistencia de los judaizantes, Pablo se negó a circuncidarlo.
El apóstol tenía gran confianza en Tito y le encomendó importantes misiones, cuando Pablo fue liberado de su primer encarcelamiento en Roma, Tito se unió a él. Pero después Pablo lo dejó para irse a Macedonia. Mientras estaba en Macedonia, Pablo escribió esta carta junto con la primera carta a Timoteo.
Este libro tiene mucho en común con I Timoteo. Es una carta completamente pastoral, porque le encomienda a Tito, pastor de la iglesia en Creta, a ordenar ancianos y entrenarlos. Pero también es una epístola que busca corregir a las iglesias que se habían vuelto descuidadas en cuanto a la verdad de Dios.
Ser pastor en Creta era un desafío, los cretenses no tenían buena fama, el propio Pablo escribió: “Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias, glotones perezosos." Tito 1:12. Así que con una congregación tan carnal y con pecados que todavía eran evidentes, se sumaba la presencia de falsos maestros que hacían todavía peor el contexto donde Tito servía a Dios.
Pablo le escribió esta carta a Tito para instruirlo y animarlo en sus deberes. La epístola es corta, contiene solo tres capítulos, pero comprime en una breve misiva una gran cantidad de instrucciones que abarca doctrina, moral y disciplina. Creo que meditar en esta carta será sustancioso para nosotros porque también vivimos tiempos en que muchos que profesan ser cristianos, también viven una "doble vida" porque reflejan las actitudes del mundo que les rodea.
Conociendo un poco del contexto meditemos ahora en el primer verso, con la presentación del apóstol. Saulo era su nombre judío, su significado es: “aquel que ha sido pedido al Señor” y Pablo su nombre romano, cuyo significado es: “pequeño” o también, “hombre de humildad”. En esta carta él se presenta usando varios nombres, "pequeño”, siervo”, "elegido" y "enviado"
“Te saludo yo, Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo.”
El término que es traducido como siervo, es la palabra griega “Doulos”, que describe a un esclavo que se entrega por completo a la voluntad y autoridad de otro. Por lo tanto Pablo afirma que se ha vendido a sí mismo como esclavo a Dios y que ahora vive para hacer la voluntad de su Maestro.
Pero Pablo también se refiere a sí mismo como “Apóstol” que significa “enviado”, Entonces los títulos de Pablo fueron:
Alguien elegido por Dios.
Pequeño ante el Señor.
Hombre de humildad.
Siervo y esclavo de Jesucristo.
Un enviado para proclamar el evangelio a los gentiles.
Como vimos al principio, Pablo le escribió a una iglesia que estaba situada en una isla llena de personas influyentes para lo malo, gente que llegaron a contagiar a la propia iglesia porque dejaron de vivir una vida de piedad, una vida santa. A ellos el apóstol se presentó con estos nombres, para introducirlos a la verdadera vida que debían reflejar como cristianos. Es que cuando el evangelio es creído, debe conducir a una vida digna de hijos de Dios, y era evidente que la gente de la isla de Creta estaba abusando de la gracia de Dios. Ellos decían que habían sido salvados por la gracia, así que eran libres para vivir en el pecado, si así lo deseaban.
Vivir como cristianos, ser embajadores de Jesucristo, ser la luz y la sal de este mundo son desafíos que no sólo deben brillar los domingos que se asiste al templo, ¿Qué clase de títulos declaras cuando te presentas? Hoy se usan los títulos para ser reconocido y halagado, para Dios esos títulos no valen de nada. Pero Pablo en su presentación nos da un gran ejemplo, porque usó no sólo títulos, sino credenciales divinas para declararse siervo de todos. Los títulos humanos que sólo buscan el reconocimiento y la fama no traen honra, mejores son los títulos que Dios pone como corona en sus hijos que le aman y le sirven de corazón.
Continuamos mañana si Dios lo permite.
Martha Vílchez de Bardales
コメント