“Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.” Santiago 5:6-8
Primero Santiago fue duro hablando a los que se enriquecían, el juicio final sería un destino duro para los indiferentes que encima fueron abusivos con los pobres, pero ahora habla a los cristianos que estaban pasando por dificultades duras, para ellos, los cristianos pacientes, el destino eterno sería una bendición.
“Pero ustedes, hermanos, tengan paciencia y no se desesperen, pues ya pronto viene Cristo el Señor. Hagan como el campesino, que con paciencia espera la lluvia, y también espera que la tierra le dé buenas cosechas.”
El apóstol Pablo también hace referencia al labrador en 2 Timoteo 2:6 “El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero.”
Pero Santiago manifiesta más plenamente esta imagen, porque alude a la paciencia diaria del labrador, quien, después de haber sembrado la semilla en la tierra, con confianza y paciencia, espera hasta que llegue el tiempo de la cosecha; no se afana, ni inquieta porque la tierra no da inmediatamente un fruto maduro. Por tanto Santiago, afirma que no deberíamos estar ansiosos, más bien sigamos trabajando y sembrando, hasta que llegue la siega, es decir, el día del Señor.
El sentido que Santiago le da a este verso es: “Ten paciencia, no dejes que tu paciencia se agote.” Quiere decir que para tener paciencia, debemos hacer uso de dominio propio, ser valiente, tolerante. Y no se puede ser paciente sin ánimo y esperanza, por lo tanto necesitamos vigor y fortaleza espiritual para enfrentar la espera sin ansiedad, porque si eres de poca paciencia, o sólo te dura muy poca la tolerancia, te llenarás de angustia y esa no es una virtud espiritual.
La “venida del Señor” es el evento esperado por todos los cristianos, nadie sabe el día en que esto sucederá, pero la virtud que debemos exhibir es paciencia mientras el Señor tarda. Esperanza y paciencia van de la mano, si tenemos entereza en la espera, toda desesperación y angustia se desvanecerán.
No podemos controlar los tiempos de Dios, más bien descansar en su perfecta voluntad, que no necesariamente significa resignación, porque mientras espero oro que los milagros sucedan. Debemos esperar pacientemente el desarrollo de su voluntad y los arreglos de su providencia, mediante los cuales podemos obtener lo que deseamos.
Un labrador jamás se rinde cuando sus cultivos no se pueden cosechar inmediatamente. Él sigue trabajando aun cuando el cultivo no se puede ver.
¿Saben hermanos? Cuando estábamos de cuarentena tuvimos que usar mucha paciencia, porque encerrados y sin poder asistir al templo, oramos y oramos que la plaga terminara y pudiéramos regresar a congregarnos. Esos meses aprendí a tener un poco más de paciencia y ahora que ya puedo congregarme, alabo a Dios por enseñarme a esperar en Él. Los cristianos debemos trabajar y ejercitar la paciencia aun cuando el día de la cosecha parece muy lejano.
Esos días, aprendí de Santiago que la espera en Dios nos enseña y sigue preparando para tiempos incluso más difíciles, esperar sin perder la fe . La Biblia nos enseña a tener paciencia similar a la espera del granjero:
Espera con esperanza y expectativa de recompensa divina.
Espera el tiempo de Dios.
Espera trabajando todo el tiempo. No dejes de servir al Señor
Espera a pesar de las circunstancias cambiantes y de las muchas incertidumbres.
Espera animado por el valor de la cosecha que recibirás por tu fidelidad.
Espera sin resignación, ¡No vale rendirse!
Espera y aprende las lecciones que Dios quiere darte.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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