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Foto del escritorIB La Molina

Te lo ha dicho y no le crees

“Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.” Juan 10:24-28

Seguramente has escuchado a algún predicador o una persona ferviente de la oración decir: “Escuché la voz de Dios que me dijo claramente”. Entonces ante una declaración de ese calibre algunos cristianos han concluido que esta revelación le pertenece sólo a un grupo de cristianos selectos, los predicadores, los maestros, los estudiosos y conocedores de los idiomas bíblicos y en segundo lugar, los espirituales y virtuosos en dones carismáticos.


¿Quiere decir que un cristiano sencillo y sin mucha preparación no puede escuchar a Dios? Varias veces he escuchado la confesión de jóvenes y también adultos que afirman no entender la Biblia, por lo tanto la leen sólo por obligación, ellos nunca dicen: "Dios me habló."


Pero volviendo al texto en que ahora meditamos, quiero compartirles el momento en que fueron dichas estas palabras: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen”. Jesús en sus años de ministerio terrenal tuvo el constante asedio de los judíos religiosos, ellos estaban atentos a cada enseñanza, lo acompañaron, pero no como discípulos sino como gente hostil que buscaba la oportunidad para encarcelarlo y matarlo.


Ellos escucharon las declaraciones más hermosas del Mesías, verdades suficientes para convertirse en creyentes fieles, pero en vez de eso, parecía que no oyeron nada, por eso, un día que el Señor estaba en el templo, lo rodearon y preguntaron con violencia: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.


¿Por qué se sentían turbados? ¿Por qué le preguntaron algo que el Señor ya había declarado más de una vez? Será porque se habían propuesto no escuchar la voz de Dios, será porque ellos sólo escuchaban lo que les convenía.


Jesús habló muchas veces quién era él, “Os lo he dicho, y no creéis”; pero ellos no lo escucharon, cuántas veces el Señor fue claro al hablar, pero ellos no quisieron escuchar:


  • “Os lo he dicho, yo soy el que vino del cielo” (Juan 3:13,6:38)

  • “Os lo he dicho, el que cree en mí tiene vida eterna” (Juan 3:15)

  • “Os lo he dicho, yo soy el Unigénito Hijo de Dios” (Juan 5:19-23)

  • “Os lo he dicho, yo juzgaré a toda la humanidad” (Juan 5:19-23)

  • “Os lo he dicho, todos deberían honrarme como honran al Padre” (Juan 5:19-23)

  • “Os lo he dicho, todas las escrituras hablan de mí” (Juan 5:39)

  • “Os lo he dicho, soy enviado por Dios” (Juan 8:42)

  • “Os lo he dicho, antes que Abraham fuera, Yo Soy” (Juan 8:58)

  • “Os lo he dicho, yo soy el Pan de Vida” (Juan 6:48)

  • “Os lo he dicho, yo soy la Luz del Mundo” (Juan 8:12)

  • “Os lo he dicho, yo soy la Puerta” (Juan 10:9)

  • “Os lo he dicho, yo soy el Buen Pastor” (Juan 10:11)

Dios quiere hablarte, Él quiere dirigir tus pasos, indicarte el mejor Camino, mostrarte su voluntad perfecta, pero no lo escucharás si crees que sólo habla a personas especiales. Yo no soy especial, pero cuando escucho la voz de Dios escrita en la Biblia, me siento elegida, amada y ungida para compartir sus verdades con todos.


El problema que tuvieron los religiosos judíos de esa época no era que Jesús no fuera claro acerca de quién era y de dónde venía. El problema era que los líderes religiosos tenían corazones de incredulidad y por eso en vez de ver al Señor como el cumplimiento de las profecías, lo vieron como un enemigo.


¿Quiénes fueron en cambio las ovejas que si oyeron la voz del pastor y le siguieron? María, su madre, los pescadores que se convirtieron en apóstoles, Juan el Bautista, la mujer samaritana, etc. ¿Qué tuvieron ellos de especial? Que dispusieron su atención para obedecer a Jesús. Escuchar a Dios significa obedecer.


Tengo bien en claro que escuchar a Dios es una tarea que empieza cuando abro la Biblia cada día con la disposición de obedecer, de cambiar mi modo de pensar, de reconocer mis debilidades y arrepentirme de corazón. De no conformarme a ser la cristiana con los mismos malos hábitos de hace un año. Escuchar la voz de Dios significa obtener una revelación divina que cambie completamente mi modo de ser y de pensar.


¿Escuchas la voz de Dios cada día? ¿Lo obedeces?


Con amor


Martha Vílchez de Bardales


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