“Cuando te sientes a comer con algún señor, considera bien lo que está delante de ti, y pon cuchillo a tu garganta, si tienes gran apetito. No codicies sus manjares delicados, porque es pan engañoso. No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo.” Proverbios 23:1-5
Vivimos en una sociedad superficial, egoísta y materialista. Quizá les parezca que como soy cristiana no debería hacer una declaración así, tan hosca y desalentadora, pero aunque parece que estoy generalizando, la verdad es que el mundo se vuelve cada vez más codicioso, porque los lujos, el brillo de las cosas ostentosas, la fama y el aplauso de las multitudes, está hechizando incluso a los cristianos. Por eso es muy importante mantener los valores espirituales no sólo como conocimiento, sino traerlos al corazón.
Hoy para conseguir un puesto de trabajo el físico es importante y definitivo. Si eres soltero y anhelas tener una pareja, dependerá de cómo te ves para lograr gustar al sexo opuesto. Entonces en este mundo el físico, tus orígenes, tu nivel social y monetario por desgracia se impone a otros valores como el buen corazón, una personalidad sobria y justa, un carácter sincero, tener experiencia de trabajos bien hechos, antecedentes que demuestran honestidad.
Entonces como las oportunidades no existen para muchos, comienzan a descuidar los valores de la Palabra de Dios y entonces comienzan a verse igual que uno del montón. ¿Has estado poniendo todas tus energías en salir adelante en este mundo mientras descuidas los valores celestiales? Jesús dijo: "Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece" Juan 6:27.
Esta corriente de ser bendecido se metió en muchas iglesias, entonces te decían, "Dios quiere que seas prosperado en todo", "tienes derecho a aspirar a tener un carro del año", "a ser dueño de una casa millonaria", "a verte hermosa", "no tienes que enfermarte jamás" etc. Esta invitación a ser "un cristiano próspero" se hizo tan atractivo que todos se sintieron tan atraídos por esta enseñanza al igual que lo haría una polilla al fuego.
¿Cuál es el objetivo principal de nuestras vidas? ¿Para qué estamos trabajando? Estos versos de los Proverbios nos ayudan a observar la balanza de nuestras preferencias, porque si estás favoreciendo trabajo, ganancias, diversión, posesiones, etc. Jesús te pregunta hoy, como lo hizo con Pedro: "¿Me amas más que estos?" Juan 21:15 .
La frase: “Pon un cuchillo en tu garganta”. Es igual a ponerle freno a tus deseos, modera tus pretensiones, controla tus apetitos. Justamente uno de los frutos del Espíritu Santo es la templanza, y esta virtud se traduce en moderación, prudencia y mucha discreción. Esta virtud debe practicarse en todo el pueblo de Dios.
La frase: “No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste.” Trabajar para ser rico significa la consagración de todas las facultades a ese único objeto en particular. Pero Dios no nos dio el propósito de ser prósperos para guardar todo para nosotros y poder gastar cantidades de dinero. Dios no nos dio dones intelectuales, para que nos convirtamos en personas que acumulan. La acumulación de riquezas es como construir una pirámide de arena, en cualquier momento todo se desvanecerá.
“No acumulen riquezas en este mundo pues las riquezas de este mundo se apolillan y se echan a perder; además, los ladrones perforan las paredes y las roban. Acumulen, más bien, riquezas en el cielo, donde no se apolillan ni se echan a perder y donde no hay ladrones que entren a robarlas.” Mateo 6:19-20
Cualquier cosa que te aparte de Dios debe ser considerado pecado. Si tu afán por ganar riquezas te aleja de tu fidelidad al Señor, eso traerá tu caída espiritual. La gente imagina que las riquezas confieren grandeza, dignidad e incluso amor propio. La culpa de esto lo tienen aquellos que buscan alabar a los que han alcanzado este nivel envidiable de vida, pero tenemos que recordar al dios “Mamón”.
“Mamon” es una palabra aramea que significa “dios de la avaricia”, su etimología es un demonio al cual denominaban como mamón, y representa la avaricia, la avidez insaciable, y el afán o el deseo desordenado de poseer riquezas. Los que ceden a la provocación de ganar y ganar, se convierten en discípulos de este dios pagano. Por eso el Salmista escribió: “Si se aumentan tus riquezas, no pongáis el corazón en ellas.” Salmo 62:10.
“Pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa.” Marcos 4:19
Los creyentes que olvidan darle al Señor el primer lugar y prefieren seguir acumulando para sí mismos, no se dan cuenta, pero poco a poco están dándole permiso al dios de las riquezas mundanas ahogar la Palabra y hacerla estéril y sin frutos de vida. Tenemos que estar siempre en guardia y no permitir que el afán por el lujo nos traicione y nos haga olvidar quién es el Verdadero Señor de nuestra vida.
¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? porque las riquezas ciertamente se hacen alas; vuelan como un águila hacia el cielo.
“A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.” 1 Timoteo 6:17
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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