“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.” 1 Corintios 13:1-3
El amor, como lo enseña la Biblia es perfecto. Podemos declarar que estamos llenos de amor, pero más que decirlo, el amor de Dios es algo que se debe vivir. Los hermanos de la iglesia de Corinto decían tener mucho amor, pero en realidad estaban enamorados de todos los dones espirituales que practicaban, especialmente el don de lenguas.
Por eso en este capítulo Pablo les recuerda que incluso el don de lenguas no tiene sentido sin amor. Sin amor, una persona puede hablar con el don de lenguas, pero es tan insignificante como un metal que resuena, o címbalo que retiñe. No es nada más que un sonido vacío.
Entre los creyentes se pueden ver manifiestos los dones espirituales sobrenaturales, como el don de la enseñanza, del servicio, la predicación, la evangelización, y la caridad que se expresa en ayuda a los pobres, a las viudas, a los más carenciados, pero hacer todas estas cosas sin amor, no vale de nada.
Así eran los creyentes de Corinto, tenían dones espirituales pero no gracias espirituales cubiertas de amor sincero.
Leí un comentario sobre este texto que muestra más claro lo que Pablo quiso decir: “El amor es como un par de anteojos para leer”. Un sólo lente representa el Amor y el otro lente representa cualquier don, como servicio, enseñanza, caridad, obediencia, etc. Cuando te sacas el lente del Amor, todo comienza a desdibujarse, podrás seguir haciendo la obra, pero se verá un servicio borroso . Puedes entrecerrar los ojos durante un tiempo mirando sólo por un lente, pero eso te cansará después de un rato porque: ¡El amor debe estar en unión con todos los dones!
Piensa un momento en el don que Dios te ha dado, y evalúa si lo estás practicando con amor.
Puedes orar por mucha gente, pero si no tienes amor, tus oraciones perderán valor delante de Dios.
Puedes dar las mejores lecciones bíblicas, pero si tu vocabulario son sólo palabras que parecen discursos bellos, pero carecen de amor, no podrán edificar a nadie.
Puedes dar muchas ofrendas y diezmos y ser espléndido con tu caridad, pero si sólo es para cumplir, esas monedas no tienen valor en el cielo.
Puedes regalar tus bienes, ofrecer tu tiempo, participar de seminarios y diplomados, pero si el objetivo es agradarte a ti mismo, no es amor, sino sólo búsqueda de una recompensa que no vendrá.
Puedo escribir todos los días esperando que la Palabra sea como una espada, pero también como agua para el sediento, pero si no tengo amor, sólo serán ofertas sin amor.
No sirve de nada que tratemos de ser humildes, bondadosos, generosos, etc. sin el amor, un don resulta inútil. Amar es más importante que esas acciones. Si no tengo amor, de nada me sirve hablar de parte de Dios y conocer sus planes secretos. De nada me sirve que mi confianza en Dios me haga mover montañas. Si no tengo amor, de nada me sirve darles a los pobres todo lo que tengo. De nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás. Por eso en este devocional lo que más le pido al Señor es que sientas Su Amor, enseñándote a ser un discípulo de Jesucristo.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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