“Dije: Enfermedad mía es esta; traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo. Me acordaré de las obras de Jehová; sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas. Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos. Oh Dios, santo es tu camino; ¿Qué dios es grande como nuestro Dios? Tú eres el Dios que hace maravillas; hiciste notorio en los pueblos tu poder.” Salmo 77: 10-14
Recién estoy en el cuarto día de cuarentena desde que me diagnosticaron positiva al covid19. Estos cuatro días no han significado días dolientes porque no he sufrido de síntomas fuertes, pero tengo familia querida, hermanos de mi iglesia y otras congregaciones, amigos y compañeros en el ministerio que están sufriendo por esta enfermedad infecciosa.
El Salmo que quiero meditar lo dedico a mis hermanos que están enfermos. Primero te pido que leas todo el capítulo, desde el inicio el salmista expresó su angustia con un clamor que más parecía un grito de auxilio, entonces ese llamado se convirtió en una serie de preguntas a Dios:
¿Desechará el Señor para siempre, y no volverá más a sernos propicio?
¿Ha cesado para siempre su misericordia?
¿Se ha acabado perpetuamente su promesa?
¿Ha olvidado Dios el tener misericordia?
¿Ha encerrado con ira sus piedades?
Si eres un hijo de Dios, pero nunca has estado tan angustiado como para hacer estas preguntas, debes estar muy agradecido; pero hubo otro hijo de Dios que si pasó por momentos de inmensa aflicción y desconsuelo, uno qué se preguntó esto con desesperación, por lo tanto ¡anímate! porque así como él recibió una respuesta divina, tú también la tendrás.
“Siempre es un consuelo cuando puedes ver las huellas llenas de lodo saliendo de un lodazal, porque si ese hombre pudo salir ileso, tú también puedes, porque el Dios de ese sobreviviente, también será tu Ayudador”
Entonces podemos ver que este Salmo fue escrito en un tiempo de aflicción, quizá fue una enfermedad terrible, quizá el abandono y la traición, en todo caso este salmista llegó a pensar que Dios lo había abandonado. Lo imagino sufriendo de insomnio, este es uno de los síntomas de alguien enfermo, dando vueltas en su cama y en sus pensamientos, molesto y resignado por el mal, entonces comenzó a recordar:
"Pero después me acuerdo de todo lo que has hecho, oh Señor; recuerdo tus obras maravillosas de tiempos pasados. Siempre están en mis pensamientos; no puedo dejar de pensar en tus obras poderosas."
Como hijos de Dios debemos ejercer la memoria, siempre es hermoso recordar el trato de Dios, evocar los milagros, las respuestas a cada momento de pesar. Cuando empezamos a ser agradecidos Dios se hace presente si tu boca empieza a adorar. El salmista al recordar lloró audiblemente. No sólo oró mentalmente, no, él dijo que en efecto estaba enfermo, pero que Dios volvería a tener misericordia de Él. ¡Vale más que me acuerde de Tus obras maravillosas!
Los días de angustia deben ser días de oración; en los días de angustia interior, especialmente cuando Dios parece haberse apartado de nosotros, debemos buscarlo y buscarlo hasta encontrarlo.
Recuerda las maravillas que hizo el SEÑOR, las que hizo hace mucho tiempo y se agradecido. Piensa en todas las obras que ha realizado para ti; medita en todo eso. Alaba al Señor y dile: Dios mío, tu manera de actuar es sagrada; ¿Qué dios es más grande que tú? Tú eres el Dios que hace milagros; mostraste tu poder entre las naciones. Con tu poder me rescatarás una vez más. Amén.
Orando por los enfermos
Martha Vílchez de Bardales
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