Entonces se le acercó Pedro y le dijo: «Señor, si mi hermano peca contra mí, ¿Cuántas veces debo perdonarlo? ¿Hasta siete veces?» 22 Jesús le dijo: «No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.» Mateo 18:21-22
En la Iglesia somos una familia, pero así como la familia de sangre que no siempre se lleva bien, por ejemplo el hermano mayor que ve con fastidio al menor, o el esposo que se aburre con las quejas de su esposa, etc. También en la familia espiritual pueden surgir actos egoístas de parte de algún creyente que primero provoquen incomodidad, pero que si no se corrigen lleven a la división y la amargura de muchos.
Por ejemplo la persona que insiste en hacer algo porque le parece correcto, pero para toda la iglesia es un acto de rebeldía y carnalidad. Veamos algunos ejemplos:
Un caso de inmoralidad: Otro caso lo vemos en 1 Corintios 5 donde el apóstol Pablo corrigió a alguien en la iglesia, en este capítulo, Pablo abordó el caso de un hombre que estaba teniendo una relación inmoral con la esposa de su padre, lo que era considerado un grave pecado incluso fuera de las normas de la iglesia cristiana. Pablo entonces reprendió a la iglesia de Corinto por permitir esta situación y les exigió a disciplinar al hombre, incluso exhortándoles a expulsarlo de la comunidad para que su alma pueda ser salvada.
Ananías y Safira: Otra situación donde alguien pecó contra la iglesia está narrada en el libro de los Hechos. Capítulo 5, en este pasaje, Pedro confrontó a Ananías y Safira por mentir al Espíritu Santo y retener parte del precio de la tierra que habían vendido, mientras mentían diciendo que estaban dando la totalidad de la ganancia como ofrenda. Pedro, lleno del Espíritu Santo, denunció ese engaño y pronunció un juicio divino sobre ellos, lo que resultó en su muerte.
Queda demostrado entonces que cuando suceden actos egoístas de rebeldía en la iglesia deben ser corregidos, pero también puede ser que la persona que cometió el pecado se arrepienta y en ese caso será una opción divina perdonar al causante? Una vez le preguntaron a Jesús sobre cuántas veces se debe perdonar, Pedro pensando en el número perfecto, propuso perdonar 7 veces, pero Jesús le dijo “No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete” Mateo 18:22
¿Será que tenemos que perdonar 490 veces? ¿Es esa la cantidad exacta que debemos considerar? Pero hay otro versículo donde Jesús habla del mismo tema: Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento, perdónale” Lucas 17:4, lo que que nos permite hacer otro cálculo:
Hay que perdonar, multiplicando 7 por 31: 217 veces al mes.
217 por 12 sería: 2,604 veces al año
Y tomando como promedio de vida 80 años, habría que perdonar 208,320 veces,
Entonces, según los cálculos, deberíamos perdonar a alguien aproximadamente 208,320 veces durante una vida promedio de 80 años. Esto resalta la importancia del perdón y la paciencia en las relaciones humanas según la enseñanza bíblica.
Obviamente no se trata de cuántas veces hay que perdonar, porque el perdón no es un acto sino un proceso. Se comienza tomando la decisión de perdonar (un acto de voluntad), pero se continúa cada día manteniendo la decisión de perdonar y no recordar (ese es el proceso).
La frase "Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento, perdónale" se refiere a la idea de perdonar a alguien incluso si esa persona comete el mismo error repetidamente y luego se arrepiente sinceramente. Jesús está enseñando que debemos estar dispuestos a perdonar no solo una, sino varias veces si alguien muestra un arrepentimiento genuino.
Este versículo resalta la importancia del perdón y la compasión en las relaciones humanas, mostrando un enfoque de paciencia y misericordia hacia los demás, siguiendo el ejemplo de la gracia de Dios hacia nosotros.
Permíteme compartir tres razones por las que debes vivir perdonando:
1) Cuando perdonas, reflejas la presencia de Dios en tu vida. Colosenses 3:13: "Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros."
2) Debes perdonar porque lo contrario a perdonar, es condenar. Por lo tanto si no perdonas, le das lugar al Diablo en tu vida; como dice el texto: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo” Efesios 4:26-27
3)Debes perdonar porque el diablo está cerca del corazón resentido. Cuando perdonas eres libre de los malos sentimientos del diablo. Efesios 4:31-32 (RV60): "Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo." Debemos entender cuán peligroso es guardar resentimiento, rencor, amargura, enojo, dolor o fastidio, porque es como si estuvieras invitando al diablo a convertirse en tu compañero de emociones.
¿Tienes algo de resentimiento en tu vida? El rencor es una actitud que divide, causa dolor y dificulta la reconciliación entre las personas. Jesucristo enseñó a sus seguidores a perdonar, a amar incluso a sus enemigos y a buscar la paz y la armonía en las relaciones interpersonales. Por lo tanto, cultivar el rencor no está en línea con las enseñanzas de Cristo y podría considerarse una actitud que va en contra de la voluntad de Dios. Sin embargo muchos cristianos, después de recibir golpes, maltratos y ofensas, parecen llegar a un callejón sin salida y no saben cómo librarse de los sentimientos negativos; en ese caso habría que preguntarse:
¿No puedo o no quiero? El problema del resentimiento es grave no por el tamaño del dolor que puedas sentir, sino porque le abre puertas al diablo. Además, en Santiago 3:14-16 dice: "Pero si en tu corazón albergas amargura y rivalidad, ¡no te jactes ni mientas contra la verdad! Esa 'sabiduría' no desciende del cielo, sino que es terrenal, animal y demoníaca. Donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de males."
Por eso, en la historia que Jesús contó en Mateo 18:34-35 dice: “Y muy enojado, el rey lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con ustedes, si no perdonan de todo corazón a sus hermanos., El siervo malo que fue perdonado de una deuda de diez mil talentos (equivalente a millones de millones), se negó a perdonar a su siervo que sólo le debía cien denarios, a éste que no quiso perdonar le cayeron encima una tropa de verdugos que lo sometieron a terribles torturas. Algunos de estos verdugos son el stress, la inseguridad, angustia, conciencia perturbada, insomnio, depresión y decepción, ¿están estos sentimientos rondando tu vida? Si te sientes incapaz de perdonar de corazón, estos verdugos te perseguirán, empujándote a un torbellino de dificultades que te harán perder el rumbo.
Si ya somos cristianos, ¿por qué es tan difícil perdonar? Porque caemos en la trampa de mirar al ofensor en vez de mirar nuestro propio corazón. No podemos cambiar el pasado, tampoco podemos cambiar a la gente, pero tenemos que mirar nuestro corazón. Y cuando miras tu corazón desde la perspectiva de Dios, encontrarás que allí es donde surgen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios y las blasfemias; sin embargo, Dios no se hizo problemas para perdonarte, más bien extendió su mano y te recibió con un abrazo, otorgándote perdón y vida eterna. Dios se sobrepuso a tu condición, salió a buscarte, se olvidó de tus ofensas, echó al mar del olvido todos tus pecados, sacrificó a su Hijo y lo entregó en tu lugar. Mientras piensas en esta inmensa y sublime verdad, quiero que te des cuenta que si Dios te perdonó, tú debes perdonar a todos porque “… a quien poco se le perdona, poco ama” Lucas 7:47.
Oración: "Señor Dios, te pido que llenes mi corazón con tu amor y tu gracia. Ayúdame a perdonar a aquellos que me han herido o causado dolor. Dame la fuerza para dejar de lado cualquier resentimiento o amargura que pueda estar albergando en mi corazón. Ayúdame a comprender el poder del perdón y a liberarme de cualquier carga que me impida vivir en paz. Te lo ruego, fortaléceme con tu amor y tu sabiduría para seguir adelante con compasión y perdón en mi corazón. Amén."
Con amor Martha Vílchez de Bardales