“Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los filisteos por cuarenta años. Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos. A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos. Jueces 13:1-5
Los hijos de Israel volvían a hacer lo malo cuando el juez designado por Dios moría. Con esa desgracia de alejarse del Señor venían todos los males, y en ese contexto nació Sansón. En este sentido, Sansón personificaba a Israel, porque este pueblo sufría constantemente de la enfermedad del “Doble ánimo” y Sansón era verdaderamente un hombre de su época. Un hombre de grandes virtudes y grandes debilidades.
Todos sabemos que nadie es perfecto, pero como cristianos tenemos que aprender a luchar contra esas debilidades que muchas veces nos hacen pecar.
Aunque Sansón hizo grandes cosas para Dios, también dejó malos ejemplos que ningún joven debe imitar. Si él hubiera sido más consciente de sus pecados quizá se habría arrepentido y hecho más cosas asombrosas dando honor a Dios.
Pero los padres de Sansón fueron parte de un remanente temeroso de Dios, Manoa y su esposa, no siguieron la costumbre y la moda del mundo, ellos eran una pareja piadosa que no había tenido hijos, y fueron los elegidos por el Señor para recibir al próximo juez.
Sansón, el libertador de Israel, encontró en su nacimiento, no un pueblo que le dio la bienvenida, sino esta pareja piadosa que creía en su misión. El Señor, rechazado por el pueblo desde el momento de su llegada a la escena, encontró solo unas pocas almas fieles con las que pudo asociarse, en quienes Él encontró su deleite.
El ángel de Jehová se apareció a la esposa de Manoa y le dijo: "He aquí, ahora eres estéril y no das a luz; pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, te ruego que tengas cuidado y no bebas vino ni bebida fuerte, y no comas cosa inmunda ” Esta mujer tuvo que asumir la condición de nazareo, porque era el vaso elegido por Dios para presentar al pueblo el libertador prometido.
“Porque he aquí que concebirás y darás a luz un hijo, y ninguna navaja pasará por su cabeza; porque el niño será nazareo para Dios desde el seno materno, y comenzará a librar a Israel de la mano de los filisteos. "
El nazareo de Sansón involucró al de su madre. Para honrar al libertador de Israel, era necesario que todos los vecinos, familiares y la nación entera sean testigos de que la madre elegida sea una mujer íntegra y santa. Esto es algo que debe ser una práctica diaria en todos los creyentes. Nuestro testimonio debe demostrarse en un carácter sujeto a Dios.
Si no manifestamos a Cristo en las cosas pequeñas de la vida diaria, no seremos testigos íntegros de nuestro Salvador.
Sansón fue criado como un nazareo, sus padres le dieron ejemplo de una verdadera relación con Dios, pero desde su juventud, este hombre, demostró una vida contradictoria. Continuamente rompió su promesa de santidad. A pesar de eso, el Espíritu de Dios vino sobre él muchas veces, dándole una gran fuerza para luchar contra los filisteos, los opresores de los israelitas. Sin embargo, al mismo tiempo, Sansón fue un mujeriego y un hombre vengativo, lleno de pecado.
Los jóvenes son hombres y mujeres llenos de voluntad, ímpetu, iniciativa, creatividad y fuerza, pero todas estas virtudes deben trabajar al lado de la prudencia, humildad, obediencia, respeto y sujeción.
Cuando era una muchachita de diecinueve años quería demostrarle a mis hermanos mayores (e incluso a mi padre) todo lo que estaba aprendiendo de teología, uno de esos días, mi padre me habló sobre la humildad y el saber respetar a los mayores. Seguramente mis actitudes estuvieron salpicadas con soberbia y era necesaria una pastilla de "Ubicaína compuesta" Hoy estudiando sobre Sansón, recordé las enseñanzas de papá.
Recuerda por favor, cualquiera sea tu edad que has sido consagrado cuando recibiste la salvación, tu carácter debe ser moldeado y perfeccionado para parecerte a Cristo. Lucha con ese “doble ánimo” que te puede dejar mal parado porque trae orgullo, falta de tino, pasiones incontrolables, imprudencia o falta de respeto frente a otros cristianos, pero sobre todo delante de Dios.
Tendremos varios días para seguir aprendiendo de Sansón. Jueces le dedica cuatro capítulos. Gracias por acompañarme en estos devocionales hechos con mucho amor.
Martha Vílchez de Bardales
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