Seis días antes de la Pascua llegó Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien Jesús había resucitado. Allí se dio una cena en honor de Jesús. Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con él. María tomó entonces como medio litro de nardo puro, que era un perfume muy caro, y lo derramó sobre los pies de Jesús, secándoselos luego con sus cabellos. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, que era uno de sus discípulos y que más tarde lo traicionaría, objetó: —¿Por qué no se vendió este perfume, que vale muchísimo dinero, para dárselo a los pobres? Dijo esto no porque se interesara por los pobres, sino porque era un ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero, acostumbraba robarse lo que echaban en ella. —Déjala en paz —respondió Jesús—. Ella ha estado guardando este perfume para el día de mi sepultura. A los pobres siempre los tendrán con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán. Juan 12:1-8
En esta semana Santa quiero meditar con ustedes en las mujeres que formaron parte importante en la última semana de Jesús antes de la crucifixión, el discípulo amado, Juan empieza narrando tomando en cuenta los días y las horas exactas, dice: “Seis días antes de la pascua”
Entonces Juan da un marcador de tiempo, diciéndonos que esta era la última semana antes de la muerte y el entierro de Jesús. “Y le hicieron allí una cena”. Menos de una semana antes de su crucifixión, Jesús asistió a una cena en Betania, probablemente para celebrar la resurrección de Lázaro.
Parece que esta cena fue en la casa de Simón el leproso (Mateo 26:6 y Marcos 14:3). Sus amigos Marta, Lázaro y María también estuvieron allí. Siguiendo las costumbres comunes de esa época imagino que esta cena era para los hombres del pueblo y Marta y las otras mujeres sólo servían a la mesa.
Es fácil ver a Marta en nuestra imaginación trayendo los mejores platos primero a Jesús, quizá hasta ofreciéndole servirle un poquito más, es que ella estaba muy agradecida y feliz de servir a Jesús con gratitud. Por supuesto que para el Señor este servicio era apreciado y valorado. Esto me enseña que todo lo que hacemos para Dios si lo hacemos con acción de gracias y amor, es recibido por el Padre.
Creo que Marta era una mujer práctica y demostraba su amor al Señor de la misma forma. Marta al principio de su relación con Jesús, le molestó que María no la ayudara, pero después de la lección que le dio su Maestro, comprendió que hacer las cosas con malhumor y criticando sólo la hacían sentirse peor. Marta no hizo nada malo en trabajar duro para Jesús, eso era bueno. Su problema era que ella se preocupaba con muchos quehaceres y por esa distracción se perdía lo más importante.
Marta amaba a Jesús de una manera práctica; y la única forma en que pudo mostrar su amor era con el trabajo de sus manos. Martha siempre dio todo lo que pudo. Pienso en muchos grandes hombres que han sido lo que fueron, sólo por el cuidado amoroso de una mujer que siempre estuvo atenta a darle la mejor atención en su hogar. Es tan posible servir a Jesús en la cocina como en un púlpito.
Pero ahora, otra vez las dos hermanas están en una cena, ahora en casa de Simón el leproso, nuevamente las dos tuvieron la oportunidad de brindar el mejor servicio al Señor, ¡tenían tanta gratitud! Lázaro había salido de la tumba y estaba con el maestro en la mesa. Marta estaba sirviendo a los invitados, y María, María nuevamente eligió sentarse a los pies de Jesús.
Entonces María hizo algo inconcebible para la costumbre de esa época, tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y la casa se llenó del olor del perfume. ¿Se imaginan la cara de los invitados? ¿Se imaginan la cara de Marta?
Cuando un invitado entraba a una casa, usualmente los pies del invitado eran lavados con agua y la cabeza del invitado era ungida con un poco de aceite o perfume. Esto no lo hacía el anfitrión, sino su sirviente, pero María se saltó todos los protocolos, usó un preciado ungüento y ungió los pies de Jesús.
El regalo de María fue increíblemente caro. Una libra de un perfume de nardo puro, de mucho precio. Las especias y los ungüentos con frecuencia eran utilizados como inversión porque eran pequeños y portátiles, así que podían venderse fácilmente. Este perfume costaba unos 300 denarios, lo que equivalía al salario de un año de un asalariado. Esto nos enseña que su gratitud fue, no sólo con palabras, a ella no le bastó un simple “gracias por resucitar a mi hermano”, ella demostró su adoración ofreciendo todo lo que tenía.
Creo que María es un ejemplo de verdadera devoción a Jesús. En tres versos que la mencionan, siempre se le presenta a los pies de Jesús. En Lucas 10:39, sentada a sus pies oyendo su Palabra, en Juan 11:32 cuando se postró reclamando por la muerte de su hermano y en Juan 12:3, regalándole al Señor una verdadera adoración.
Quiero seguir el ejemplo de estas dos mujeres, porque Marta le ofreció al Señor una gratitud práctica con sus atenciones y María, se lo ofreció dándole todo lo que tenía.
Sin embargo, no siempre seremos comprendidas cuando le damos al Señor todas las muestras del amor que le tenemos, siempre aparecerán personas como Judas que van a criticar, ¿Por qué tienes que hacer eso?, ¿Por qué vas a ofrendar tanto?, ¿Por qué oras así?, ¿Por qué tienes que congregarte?, ¿Por qué tienes que hacer tu todo?, etc. etc.
Judas Iscariote, el que le había de entregar se molestó ante el aparente despilfarro: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. La actitud de este mal discípulo contrasta con el brillo de la devoción de María y Marta. Será por eso que casi nadie le pone el nombre Judas a sus hijos, y en cambio hay tantas Marías.
Finalmente el discípulo amado escribió: “Y la casa se llenó de la fragancia del perfume”. Esto puede significar que no sólo Jesús fue honrado con la fragancia de esta adoración sino que todos los presentes fueron bendecidos con esta adoración llena de amor.
Por favor piensa que esta semana santa puede ser diferente comenzando con tu adoración al Señor, no sólo serás llena de la Presencia del Espíritu Santo, sino que ese gozo contagiará tu hogar, tus hijos, y hasta tu iglesia. Dale al Señor tu mejor adoración y llenarás todo con la fragancia de tu alabanza.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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