“Yo lo he elegido para que instruya a sus hijos y a su familia, a fin de que se mantengan en el camino del Señor y pongan en práctica lo que es justo y recto. Así el Señor cumplirá lo que le ha prometido.” Génesis 18:19
En los días de los primeros patriarcas (Abraham, Isaac, Jacob, etc.), el padre era el sacerdote de toda la familia, y este honor y responsabilidad de ejercer el sacerdocio consistía en inculcar a toda la familia, desde los más pequeños y todas sus generaciones el amor y devoción a Dios.
Era el padre de familia quien debía liderar a toda su familia marcando bien los límites para no pecar contra Dios, y las recomendaciones que debían cumplir todos para ser parte del pueblo de Dios.
Pero las cosas no han cambiado en los hogares cristianos porque el padre como líder espiritual delegado por el mismo Dios tiene que asumir su papel sacerdotal para cubrir y satisfacer las necesidades de cada integrante de su familia. La voluntad de Dios no ha cambiado y creo que el Señor quiere hoy restaurar la paternidad y que ellos cumplan su responsabilidad espiritual sobre toda su familia.
El padre de familia no es solamente el que procura satisfacer las necesidades materiales, más que esto, creo que los hombres temerosos de Dios pueden contribuir con algo muy valioso para la extensión del reino de Cristo.
En este año, muchos padres se han visto disminuidos en muchos sentidos, el recorte de sus sueldos, la imposibilidad de trabajar, el miedo de ser infectados, la preocupación por la seguridad de su familia, y encima de todo el no poder expresar su tensión para no traer más dolor a su familia. Quizá desde el punto de vista material es verdad que muchos nos hemos visto disminuidos, pero en cuanto a la vida espiritual, muchos también hemos tenido cambios, pero para BIEN.
En esta Navidad quisiera darle un consejo a los padres que estarán sentados en la parte principal de sus mesas, tu función principal fue preparada por Dios desde antes que asumieras la carga de una familia.
Tu trabajo más importante es que sepas establecer la dirección y el rumbo de los tuyos con un amor genuino nacido de un corazón que de verdad conoce a Dios y pasa tiempo con él. Porque el anhelo más grande para Dios es que tu familia pueda cumplir el propósito para el cual Dios los creó. Ser de bendición.
El deseo de Dios es que seas un hombre que proteja a los suyos, y no que justifiques sus desobediencias, rebeldías o indiferencia a las cosas de Dios. Dios quiere que protejas a tus amados de de influencias dañinas y que tus hijos sepan marcar pautas que eviten sufrimientos innecesarios en el futuro.
Dios te ha escogido como padre para que ocupes una de las más difíciles posiciones de dirección en el mundo: La de dirigir tu hogar. Por eso, es muy difícil que la Iglesia o los pastores puedan influir en hijos cuyos padres andan distraídos en las cosas de este mundo. Desgraciadamente la indiferencia a la vida espiritual lleva a los hijos al abandono de Dios, y eso no es culpa del pastor.
Querido hermano que lees este pequeño devocional, tu sabes que estos meses toda tu familia ha vivido la preocupación por una pandemia que todavía no acaba, ahora debes tomar tu papel de sacerdote y llevar a todos los tuyos a reconocer que todo lo que se puede hacer en esta navidad es ser agradecido.
Si toda tu familia, liderada por ti, se toman las manos y oran con gratitud, habrás cumplido tu papel perfecto en el plan de Dios.
Feliz Navidad
Martha Vílchez de Bardales
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