“Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará. Dios es generoso y nos da todo con agrado. 6 Pero debe pedirle a Dios con fe, sin dudar nada. El que duda es como una ola del mar que el viento se lleva de un lado a otro. No sabe lo que quiere, por lo tanto no debe esperar nada del Señor, pues el que duda es inestable en todo lo que hace.” Santiago 1:5-7
Cuando la cuarentena empezó, fue un parar de golpe, y a muchos les costó aceptar la nueva realidad. Yo confieso que meditar todos los días en familia, la palabra de Dios, trajo desahogo, solaz y aliento de vida. Cuando estamos en medio de una prueba, en vez de orar que esta se detenga, debemos pedir que Dios nos añada sabiduría.
Las pruebas son espacios necesarios en la vida de todo cristiano para buscar sabiduría de Dios.
Antes que esta pandemia apareciera en mi vida, yo pensaba que estaba bien con mi Señor. Las cosas que estaba haciendo como mi servicio de amor me tenían tan atareada, tan abstraída en todo, que siempre tenía la excusa para tomar un poco menos de tiempo para estudiar, orar o interceder por otros. Entonces un día ya no pude viajar para hacer el servicio de ayuda a los niños, ya no pude visitar a mis hermanos, ¡ya dejé de asistir al templo! Nunca me imaginé que una prueba como esta llegaría.
Muy a menudo no sabemos que necesitamos hasta que Dios permite que seamos probados. Dios quiere, que mientras esta prueba nos conmueve, le pidamos sabiduría. Siempre la prueba enseña sobre algo que debes eliminar, algo que cambiar en tu modo de pensar, o algo que necesita mayor atención.
En las pruebas necesitamos sabiduría mucho más que el conocimiento. El conocimiento es información en bruto, pero la sabiduría sabe cómo usarla. Alguien ha dicho que el conocimiento es la habilidad para desarmar las cosas, pero la sabiduría es la habilidad para unir las cosas.
Pero este don preciado de la sabiduría debe ser solicitado en oración. Esa es la clave. Debemos pedirla a Dios quien la da, generosamente (abundantemente), y sin despreciar ni postergar nuestra petición (sin reproche). A veces cuando alguien nos pide algo, lo hacemos esperar, o peor aún, hasta sacamos en cara como si fuéramos importantes. Dios no actúa así, Él da sin reproche. Él es Generoso, no se resiente nunca con nosotros, incluso aunque a veces pedimos sabiduría y actuamos con orgullo como si fuera un don natural el ser inteligentes o capaces. Por eso también vienen las pruebas para aprender a ser humildes.
Cuando queremos sabiduría, el lugar para empezar es la Biblia. El lugar para terminar es la Biblia. La verdadera sabiduría siempre será consistente con la palabra de Dios.
¿Ya estás listo para pedir? Un requisito importante es pedir seguro que recibirás. El texto dice: “No dudando nada.” No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.
En esta pandemia han sido más los fatalistas que los creyentes, se han multiplicado los tibios y fríos, porque dice la Palabra que estas son las señales de los últimos tiempos. Por eso son pocos los que oran, y los que oran con la seguridad que recibirán lo que piden.
El que duda y queda falto de fe no debería de espera recibir cosa alguna del Señor. Esta falta de fe y confianza en Dios, también muestra de que un creyente que no medita y no busca la Palabra, no tiene fundamento sólido, y al ser así, lo convierte en un personaje parado en la arena, por lo tanto, inconstante en todos sus caminos.
¿Recuerdas la historia de aquel padre que vino a Jesús desesperado pues su hijo estaba endemoniado? Este cuando vino a Jesús dijo: “Muchas veces lo ha echado al fuego y al agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos.” ¿Recuerdas que respondió Jesús?
¿Cómo que si puedo? “Para el que cree, todo es posible.”
¡Sí creo! exclamó de inmediato el padre del muchacho. ¡Ayúdame en mi poca fe!
Este padre desesperado, no era de doble ánimo. Él quería creer, y declaró lo que creía. Su fe era débil, pero no estaba manchada con la duda, ni el doble ánimo. Así es como la prueba termina siendo un motivo para ser sabio con la Palabra de Dios.
Hermano querido, mi amiga amada, la prueba no se ha detenido, el mundo sigue confundido, pero como cristiana te animo a aprender de Dios, a adquirir sabiduría, a eliminar lo que no honra al Señor, a que añadas lo que te falta para ser un discípulo fiel.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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