La epístola de Santiago parece estar llena de correcciones en cuanto a nuestras relaciones con los demás. Puede parecer algo repetitivo hablar sobre lo mismo en cada devocional, pero por alguna razón Santiago tomó tiempo para profundizar en este tema, así que mejor sigamos el hilo de cada capítulo y reflexionando en los problemas de hablar demasiado.
MI papá siempre decía que los evangélicos no fuman, no toman alcohol, no van a fiestas, ni bailan, pero comen harto y rumorean de otros cristianos como si fueran adictos al chisme. Santiago vio esa debilidad en los primeros siglos de la iglesia y por eso fue directo en ordenar: “No murmuréis los unos de los otros”.
Cuando un creyente está en comunión íntima con Dios, su actitud dócil y dependiente al Señor, lo hace humilde, y esta sumisión, y reverencia lo llevan a estar bien con los demás.
Cuando estamos bien con los demás, se nota esa humildad, porque la forma en la que hablamos acerca de otros, no es con rencor. Por eso Santiago nos ubica bien cuando nos hace entender que no podemos estar bien con Dios, si estamos hablando mal de otro creyente.
Juan dice, Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? (1 Juan 4:20)
El que rumorea del hermano y adjetiva a su hermano con ira, dice Santiago que, murmura de la ley y juzga a la ley, porque cuando juzgamos a nuestro hermano, nos ponemos en el mismo lugar de la ley, esto es algo de lo cual no tenemos autoridad para hacer, debido a que uno sólo es el dador de la ley, así que ¿quién eres para que juzgues a otro?
Santiago continúa exhortando a aquellos cristianos que hacen planes aparte de la soberanía de Dios y nos llama a considerar lo frágil que es la vida humana, debemos movemos sólo bajo el permiso de Dios.
Esto no significa que planifiquemos y organicemos con prudencia, pero los planes siempre tienen que ser sujetos a la voluntad del Señor.
¿Cómo es la vida según la Biblia? Les comparto unos versículos para su estudio personal.
La vida es como una:
· Una sombra Job 8:9; 14:2; Sal.102:11; 109:23.
· Un suspiro Job 7:7,16
· Una nube Job 7:9; 30:15
· Una flor del campo Salmos 103:15; Isaías 40:6-8; I Pedro 1:24.
· Vanidad o niebla Eclesiastés 1:2,14; 2:1,11,15,17,19,21,23,26; 3:19; 4:4,7,8,16.
Los planes humanos vienen y van; solo los planes de Dios permanecen.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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