"Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre." Marcos 7: 20-23
El pensamiento religioso, como vimos ayer, pensaba que si podías mantenerte lo suficientemente lejos de todos los agentes contaminantes, serías bueno ante Dios. Los legalistas habían llegado a la conclusión de que el pecado provenía de cosas externas como las cosas que comes, tocas y usas. Pero Jesús demostró que estamos contaminados espiritualmente porque somos pecadores.
Cuando nació mi primera hija, me convertí en una madre sobreprotectora, extremadamente aseada, exageradamente pulcra. Hacía de todo para que no se contamine con nada, pero no sólo su cuerpito, porque mientras crecía la protegí con esmero para que no recibiera influencias mundanas que perturben su educación.
Pero el problema fundamental del ser humano, no es su entorno, ni la educación que pueda recibir, ni siquiera la crianza. El problema de todos es el pecado y este reside en el corazón. El corazón del problema es el corazón. Es por eso que las cosas externas como la educación, la política, los programas de autoayuda, la reforma social e incluso las prácticas religiosas son impotentes para cambiar el corazón humano.
Jesús nos dio una lista de los pecados que están en todos los corazones: Los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.
Esta es una lista de 13 pecados que expone el tipo de maldad que vive en el corazón humano. Aunque quieras esconder a tus amados hijos para que nadie ni nada los ensucie, aunque los alejes de todo foco de contaminación, ellos se mancharán, porque si miras tu propio corazón, verás que también está corrompido.
¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, Limpio estoy de mi pecado? Proverbios 20:9
Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien. Salmo 14:1
El pecado no es una salpicadura de maldad sobre el exterior del hombre, es una inmundicia que se genera dentro de él mismo, dijo un gran predicador.
La lista empieza con los malos pensamientos, porque cada pecado que cometemos empieza en la mente. Sigue con la inmoralidad sexual, incluyendo cualquier actividad sexual inapropiada, fornicación, adulterio, pornografía. Los homicidios, los hurtos, la avaricia, el engaño, la soberbia, eran comunes en el mundo pagano romano (1:29-31). Estos pecados evidencian un corazón fuera de control, inclinado hacia "satisfacer mi deseo a toda costa". En resumen, ¡Una vida apartada de Dios está fuera de control!
Porque del interior de la gente, o sea de la mente, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, el robo, el asesinato, el adulterio, la codicia, la maldad, el engaño, el desenfreno, la envidia, los insultos, la arrogancia y la necedad. Toda esa maldad proviene del interior y es lo que hace impura a la gente. Todo esto surge del corazón humano. Por tal motivo el Señor Jesús dijo: "El que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios”
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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