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Foto del escritorIB La Molina

¿Qué hago con mis manos débiles?

"Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal." Marcos 9:43-49




Estos versos fueron mal interpretados por algunos religiosos que pensaron que debían auto flagelarse para sentirse más unidos con Cristo. Encontré unas indicaciones pertenecientes al siglo XVI donde se indicaba a los seminaristas la forma en que debían lastimarse:


“De lunes a sábado, siempre y cuando permanezcas en tu área de trabajo y no sea un día de festividad católica relevante, amarra en la parte alta de tu muslo un cinto con una red de metal de la que sobresalen pequeños picos de dos milímetros. Es un cilicio. Lo portarán durante dos horas, pero nunca los domingos, porque es día del Señor.”


“Te causará una sensación de incomodidad, son pinchazos fuertes pero no penetran la piel.”

“Es un vencimiento ante conductas negativas y no una autodestrucción. Por eso un guía espiritual siempre debe modular la frecuencia e intensidad de esta disciplina. El lapso de uso de manera intermitente es breve, pero ayuda a una persona a salir de la comodidad, vanidad, flojera, tibieza o desgano espiritual, así como a refrenar las pasiones como la sensualidad, por ejemplo”.


Este es sólo un ejemplo de las reminiscencias de rituales que a lo largo de la historia se institucionalizaron en la Iglesia Católica y que mostraron expresiones extremas en México hacia el siglo 16, pero que formaron parte de una espiritualidad encarnada de sufrir el martirio de Jesús.


Por haber tomado literalmente este pasaje estos seminaristas y muchos otros en otros países se han llegado a cortar miembros de su cuerpo para librarse de la tentación del pecado. El problema con tomar las palabras de Jesús literalmente es que la mutilación corporal no es la solución para ganar la batalla contra los deseos de la mente.


El pecado es más un asunto del corazón que de cualquier otro órgano o miembro en particular, y si yo corto mi mano derecha, la izquierda aún estará más lista para el pecado. Si yo corto todos los miembros que me hacen pecar, yo aún puedo pecar en mi mente y mi corazón.

“Mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno”.

Con esta exhortación, Jesús intentó corregir un gran malentendido de parte de los discípulos. Ellos pensaban principalmente en el reino en términos de recompensa, no en términos de sacrificio. Si tratamos de salvar nuestras vidas, las perderemos, y el seguir a Jesús significa tomar nuestra cruz y seguirle.


"Porque todos serán salados con fuego. La sal es buena; pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros y estad en paz los unos con los otros."

La idea aquí es que el fuego y la sal purifican. El fuego consume la escoria y lo impuro. La sal penetra eliminando la corrupción y detiene la propagación de las impurezas. Si tú y yo tenemos sal, es decir, la acción purificadora de la Palabra de Dios operando dentro de nosotros, esa Palabra nos limpia, eliminando los elementos destructivos, y nos trae paz.


Lo que aquí quiso expresar Jesús es que, siempre que la actividad de tus manos, que es un instrumento de las inclinaciones internas, te provoca para caer en el pecado, como discípulo debes tomar una acción pronta y decisiva contra cualquier cosa que quiera alejarte de la lealtad a tu Señor, de la misma manera en que un cirujano amputa una pierna gangrenada. Lo mismo es cierto del pie y del ojo, pues las tentaciones llegan a través de muchos medios. Alejarte de esas cosas que entran a tu mente y te hacen pecar es algo radical, pero depende de ti.


Presta atención a los versos donde Jesús habló sobre el infierno como una realidad, como un lugar concreto que, en consecuencia, no podemos ignorar.


Las debilidades de nuestra humanidad nos van acompañar por mucho tiempo, pero la Palabra funciona como fuego que puede quemar esos deseos que no glorifican a Dios. No necesitas cortar nada de tu cuerpo, pero si puedes entregarle a Dios esos miembros para que sean usados para bendecir.


Con amor


Martha Vílchez de Bardales

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