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Foto del escritorIB La Molina

Quiero obedecer tu Palabra

"Dame entendimiento, y guardaré tu ley, y la cumpliré de todo corazón. Guíame por la senda de tus mandamientos, porque en ella tengo mi voluntad." Salmo 119: 33-34




Enséñame tus estatutos y los guardaré hasta el fin:

El salmista pidió la ayuda divina para comprender los mandatos de Dios, él deseaba este conocimiento para discernir sus caminos y conocer sus deberes a fin de actuar en consecuencia al propósito de Dios y no simplemente para hacer alarde de saber. Proverbios 16:20 “ El entendido en la palabra hallará el bien, Y el que confía en Jehová es bienaventurado.” Ezequiel 20:11”Y les di a conocer mis estatutos y decretos, los cuales dan vida a todo el que los cumple.”


Dame entendimiento y guardaré tu ley y la cumpliré de todo corazón:

¿Por qué hay cristianos que dejan de crecer espiritualmente y más bien se vuelven a enredar en las cosas del mundo, por qué en vez de correr por el camino de la sabiduría se vuelven tímidos y con miedo a enfrentar los gigantes de su vida?


Necesitamos orar como el salmista y pedir entendimiento para comprender qué es lo que Dios nos está diciendo. ¡Si nuestros oídos estuvieran abiertos, si nuestra comprensión de Él fuera más firme y clara podríamos avanzar superando las pruebas!


El entendimiento es la facultad de decidir, de resolver, es la habilidad de discernir. Dios no sólo nos da mandamientos sino que nos permite entenderlos, nos ayuda para que nuestras facultades sean potenciadas y así obedecer la Palabra de todo corazón.


1 Juan 5:20 “No obstante, sabemos que el Hijo de Dios está presente y nos ha dado entendimiento para conocer al que es Verdadero; y estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna.

Guíame por la senda de tus mandamientos

Este parece el pedido de alguien que necesita ayuda, como el niño que quiere caminar pero todavía no puede pararse solo, el salmista sabe que sus debilidades lo pueden hacer perder el camino correcto, por eso con sinceridad pide la ayuda de Dios. Aunque queramos de todo corazón ser obedientes necesitamos el poder de Dios para guiarnos por la senda de sus mandamientos. Proverbios 21:16 “El hombre que se aparta del camino de la sabiduría vendrá a parar en la compañía de los muertos.” Proverbios 21:29 “El hombre impío endurece su rostro; mas el recto ordena sus caminos.” Isaías 26:7 “El camino del justo es rectitud; tú, que eres recto, pesas el camino del justo.” 2 Pedro 2:21 “Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado.”


Inclina mi corazón a tus testimonios y no a la avaricia

¿Qué tiene que ver la avaricia con este pasaje? El salmista entendía que la avaricia era una amenaza para su andar en el camino de Dios. Cuando un corazón está inclinado hacia la palabra de Dios se siente satisfecho con lo que Dios provee. Pero el avaro es el que no puede estar contento nunca, esta insatisfacción no es la mera ambición por el dinero. La persona avara es ingrata y siempre está en busca de algo más o algo diferente. Entonces el salmista dice “


Pon en mí el deseo de cumplir con tus mandatos y no el de satisfacer mis deseos egoístas”
Hebreos 13:5 “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.”

Avaricia es desear tener más, ganar; es amor al dinero. Este era el peligro principal que el salmista temía en su propio caso, y tal vez quiso referirse a esto como el peligro principal en este tema que acecha el camino del hombre. Hay muchas más personas apartadas del servicio de Dios y alejadas de él por codicia que por cualquier otro pecado. Cuando el salmista ora para que Dios no “incline” su corazón a la codicia, el lenguaje es similar al del Padre nuestro: “Y no nos dejes caer en tentación”.


Con amor


Martha Vílchez de Bardales


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