“El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la ofensa divide a los amigos. En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano”. Proverbios 17: 9,17.
La amistad es un regalo de Dios, la única razón que une a los amigos es el amor que el Señor derrama en nuestros corazones. Estar unidos con queridos amigos no depende si hay empatía por lo social, la personalidad o los gustos similares, sólo es valiosa porque Dios ha puesto el sello de amor capaz de cubrir los defectos de mi amigo.
Job también tuvo amigos, pero no se sentía muy a gusto con ellos, se sentaron a su lado cuando le faltó gente leal, ellos creyeron ser leales, pero muy a su modo.
Sus amigos creían que la mejor manera de mostrar lealtad a Job era echándole en cara sus defectos y tratando de que se arrepienta. Job no pudo más con tantos sermones fuera de lugar y gritó: ¡Ustedes echarían suertes hasta por un huérfano, y venderían a su amigo por cualquier cosa! ¡Tengan la bondad de mirarme a los ojos; ¡Creen que les mentiría en su propia cara? ¡Reflexionen, no sean injustos, reflexionen por favor! Job 6:27.
El hombre más paciente del mundo llegó a la exasperación por causa de sus amigos. Un anciano, profesor del seminario, nos aconsejó: “Miren bien, no se hagan amigos de sus ovejas de la Iglesia, ellos no son amigos, son ovejas”. Leyendo la historia de Job y sus amigos, ¿Quién quiere tener amigos así?
Algunas historias de amigos en la Biblia, son similares: Los amigos de Jeremías, estaban esperando que claudique para vengarse de él, Pilatos y Herodes se hicieron amigos para lo malo, Ammón fue estimulado por su amigo Jonadab para que viole a Tamar y otras historias son igual de frustrantes. ¿Tienes razones valederas para no confiar en nadie? ¿Te sientes mejor si estás solo, sin esas personas que lo único que hacen es juzgar cada una de tus acciones?
Si buscas bien en la Palabra encontrarás muchos ejemplos de malos camaradas, son ejemplos redactados por Dios para que aprendas a no comportarte como los compañeros para lo malo. Pero lee en la Palabra lo que continúa diciendo Job:
“Mi intercesor es mi amigo, y ante él me deshago en lágrimas para que interceda ante Dios a favor mío, como quien apela por su amigo” Job. 16:20-21.
Los amigos de Job, no eran perfectos, estuvieron mirando los errores en los que cayó su hermano y se dejaron llevar por la crítica, pero Job les pidió que le mirasen a los ojos, imagino que ellos dejaron de argumentar un rato, dejaron de mirar las apariencias, se sintieron identificados con él, hicieron silencio y miraron los ojos de su amigo, en ellos encontraron integridad, tuvieron que parar, reflexionar y entonces hicieron lo que deben hacer los amigos amados, comenzaron a interceder a Dios por la vida de su amigo. ¡Esa es la clase de amistad que nos enseña Dios!
Tengo amigos queridos, están conmigo en las buenas y las malas, sé que me aman porque oran por mi, esta es la mejor prueba de lealtad, valoro sus personalidades diferentes, sus gustos; también estoy al tanto de sus debilidades y luchas, eso me motiva a ser responsable de sus vidas y no ceso de pedirle a Dios que los siga transformando, la meta es que todos tengamos la mente de Cristo.
Tengo amigos cercanos y queridos compañeros de milicia que ahora sirven en otros países lejanos, nada ni nadie me impedirá seguir amándolos como cuando estaban a mi lado. Pero el objetivo de este devocional no es hablarte de mis amigos amados, sino de los tuyos, si eres hijo de Dios, tienes una multitud de hermanos que forman la familia de Dios, ellos deben ser tus amigos más fieles.
¿Te hablé de Ammón y Jonadab? Eran jóvenes impetuosos, uno de ellos se enamoró y su mejor amigo le pareció que lo que correspondía era que la tomase como su mujer sin ningún reparo. Eran amigos sin temor de Dios, igual fueron Herodes y Pilatos unidos para destruir. Quizá tú digas, yo no heriré a nadie, sólo busco divertirme con mis amigos y nada más. Se conoce cuando una amistad es buena cuando dejando de lado las cosas superficiales, puedes detenerte para pedir a Dios en intercesión leal por la vida de tu amigo.
Si oras porque ese amigo viva lleno de paz, si clamas porque crezca espiritualmente, si ruegas porque su testimonio siga dando el brillo de un hijo de Dios, si pides que sea bendecido en todo, si lo perdonas porque se fue de tu lado y no lo juzgas, ¡Eres un amigo verdadero!
Quizá no esté tan cerca físicamente, quizá esté muy ocupado para visitarte o llamarte, pero lo tienes guardado en tu corazón y en tus oraciones, entonces, eres un amigo fiel. Finalmente pensando en mis amigos debo preguntarme siempre; Martha, ¿Crees que Dios ha hecho nacer amigos para que te acompañen en la adversidad? ¿Crees que estas ayudando a tus amigos a acercarse a Dios? ¿Estas cumpliendo con el propósito de dar buen testimonio a tus amigos? ¿Oras e intercedes a Dios por tus amigos? Quizá estas preguntas
te sirvan para valorar a tus amigos y sobre todo nunca dejes de orar por ellos.
La próxima vez que ardas en deseos de criticar a tu amigo, ten la bondad de mirar sus ojos, mejor intercede por él antes de juzgar.
Les escribo a ustedes mis amados amigos. Feliz día de la amistad.
Martha Vílchez de Bardales
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