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Foto del escritorIB La Molina

Quejas y rumores

“Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta. Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.” Santiago 5:9-11




Dios es amor, y su voluntad es que sus hijos se amen como Él nos ha amado a nosotros. “ En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.” 1 Juan 4:10-11.


Cuando el amor está presente entre los cristianos, no hay enemistades, pleitos y contiendas, más bien el perdón y la paciencia entre ellos es manifiesta en todo momento y a pesar de las propias debilidades.


Sin embargo nuevamente vemos a Santiago sacando a la luz el mandamiento de amar al prójimo, y es que algunos cristianos en esa época, no respetaban a sus hermanos en la fe. Es lo mismo que ocurre el día de hoy, porque cuando un creyente tiene una teoría que considera verdadera y santa, entra en una posición cerrada que defiende sin respetar a nada ni nadie, pero lo correcto y cristiano es respetar a mi hermano, y sobre todo, anteponer la voluntad de Dios, por encima de sus sentimientos negativos, rencores o molestias hacia los otros hermanos que piensan diferente.


Santiago notó que había hermanos que anteponían su carnalidad por encima de su espiritualidad. Por eso daban rienda suelta a sus emociones sin control, se fastidiaban con los líderes, les desagradaban las tareas de la iglesia, se irritaban con el trabajo que hacían los pastores, andaban descontentos con los hermanos y guardaban rencor, promovían la falta de perdón y no le daban ninguna oportunidad al Espíritu ni a la Palabra de Dios para cambiar su modo de pensar. ¿Les parece algo parecido a lo que sucede hoy mismo?


Cuando los creyentes mantienen enemistades y rencores entre ellos, viven según su vieja naturaleza espiritual y esto es igual a ser un sembrador de cizaña en la Iglesia de Cristo, el que promueve la contienda se convierte en enemigo de Dios porque no quiere ceder para mantener la unidad, simplemente espera que se hagan las cosas a su modo.


Santiago no admitió ni siquiera las quejas entre creyentes. “Hermanos, no se sigan quejando unos de otros para que no sean declarados culpables. Miren, el juez está esperando en la puerta, listo para entrar.”


¡Pero mi experiencia de haber nacido y crecido en la iglesia me permitió ser testigo de muchas quejas entre hermanos! ¿Quiere decir que todos ellos eran carnales? La carnalidad se hace presente cuando decido ser juez y me pongo a criticar, reprobar, , censurar e incluso condenar sin ninguna cuota de comprensión.


“He aquí, el juez está delante de la puerta”, Jesús viene como un juez, y no solamente para juzgar al mundo, sino para evaluar la fidelidad de los cristianos. A la luz de esta verdad, no debemos permitir que las dificultades nos hagan poco amorosos, comprensivos y tolerantes unos a otros.


A raíz de la pandemia, y ya que no era posible congregarse, las iglesias no se vieron alteradas por estas pugnas internas, pero apenas empezamos a congregarnos, ahora han surgido otros conflictos de afuera, que tienen el mismo objetivo del diablo, provocar juicio y división.


El libro de Santiago nos aconseja: “No se enfaden unos contra otros”. La palabra que se ha traducido como queja es también traducida como suspiro y gemido, Si alguien se fastidia, suspira irritado, pero inmediatamente se llena de mal humor, entonces comienza a criticar, provoca una pelea y termina murmurando y acusando.


Hermanos amados, la Iglesia de Jesucristo debe dar ejemplo de amor, paciencia y perdón, no puede haber entre nosotros cristianos criticones y especialistas en juzgar a otros. Si hay hermanos que siempre están refunfuñando, quizá sea porque han considerado que son mejores que los demás.


Finalmente Santiago nos aconseja, “Tomad como ejemplo de aflicción y paciencia a los profetas” Tenemos que recordar que los profetas del Antiguo Testamento soportaron aflicciones, pero practicaron la paciencia. Ellos no se impusieron ni condenaron, más bien sufrieron con paciencia dando ejemplo de ser siervos de Dios.


No caigamos en la división que el diablo promueve, seamos ejemplos de ser hijos de Dios.


Con amor


Martha Vílchez de Bardales


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