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Foto del escritorIB La Molina

Promesas incumplidas

“Y les dirás tú: Así dijo Jehová Dios de Israel: Maldito el varón que no obedeciere las palabras de este pacto, el cual mandé a vuestros padres el día que los saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles: Oíd mi voz, y cumplid mis palabras, conforme a todo lo que os mando; y me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios; para que confirme el juramento que hice a vuestros padres, que les daría la tierra que fluye leche y miel, como en este día. Y respondí y dije: Amén, oh Jehová.” Jeremías 11:3-5


Era una niña pequeña cuando mi padre me contó que había hecho un pacto con Dios. Él le había prometido servir en el ministerio pastoral y a razón de entregarle su vida, él también le hizo algunas solicitudes. El mismo ejemplo lo vi en mi hermano mayor, quien también hizo un pacto con Dios para servirle a tiempo completo. Los pactos se deben cumplir porque son promesas a Dios.

A lo largo del Antiguo Testamento podemos notar la iniciativa persistente de Dios haciendo una promesa solemne de mantener una relación de pacto con el hombre, la cual podemos resumir en esta frase: “Yo seré Su Dios y ellos serán mi pueblo” (Jeremías 31:33).

La palabra pacto aparece más de 300 veces en la Biblia. En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea berit tiene la connotación de un acuerdo contraído entre Dios y una persona, o entre dos seres humanos, el cual implica una acción obligatoria entre las partes.

Dios hizo un pacto con Israel, y nunca se cansó de atender cada necesidad de su nación elegida, Él siempre respetó cada cláusula del pacto, más ellos sólo cumplieron la parte que les convenía, decían que eran religiosos porque acudían al templo, pero eran completamente pérfidos y se apartaron por completo de la ley.

La ingratitud es tan grave como la infidelidad

Para entender mejor que repercusiones trae el romper un pacto, pienso en el matrimonio, cuando uno de los cónyuges traiciona sus votos de fidelidad y peca de adulterio, las consecuencias pueden traer dolor, división, falta de perdón y abandono de la familia. En vez de ser un esposo, pasa a ser un adúltero, en el caso de este grupo de judíos, al violar el pacto dejaron de ser nación santa y se convirtieron en apóstatas. Quebrantar el pacto con Dios trae consecuencias.

“Atiende a los términos de este pacto, y comunícaselos a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén. Diles que así ha dicho el Señor, Dios de Israel: Maldito sea el hombre que no obedezca los términos de este pacto”

La nación elegida había sufrido el exilio, pero el Señor se encargó que un remanente sobreviviera a tantas calamidades, para que sean fieles al pacto, pero ellos pensaron que habían sido preservados por el poder divino, porque la religión y el culto a Dios prevalecían entre ellos. Por lo tanto, se embriagaron con mentiras y halagos a sí mismos. Pensaron que como eran elegidos prevalecerían a todos los azotes de enemigos, pero en realidad sus corazones estaban muy lejos de Dios.

“El Señor me dijo: Proclama todo esto en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo: “Escuchen los términos de este pacto, y cúmplanlos”

Los temas que el profeta Jeremías enfatizó, son aspectos de la Ley que tratan sobre la forma en que vivimos nuestra vida; por ejemplo, la forma en que tratamos a nuestro prójimo, la manera de conducir nuestros negocios, la clase de vida social que estamos viviendo. ¿A qué ídolo le das el primer lugar? Jeremías dejó bien en claro que si te dedicas primero a otras cosas que suplantan a Dios, estás decayendo en tu vida espiritual, te estás desviando del camino de ser un discípulo, y traicionando el pacto de ser un cristiano fiel.

“Y respondí y dije: Amén, oh Jehová.”

Dios le dijo a Jeremías lo que haría con la nación desleal y Jeremías respondió con fuerte ¡Amén Oh Jehová! Este no fue un simple amén litúrgico, su amén significó estoy de acuerdo contigo profundamente en el corazón, mente y voluntad, tus métodos y propósitos son perfectos Señor.

Dios cumplió todas sus obligaciones del pacto, incluso el bendecir a Israel con una tierra abundante. Pero los hijos no cumplieron sus obligaciones del pacto. A veces cuando nos emocionamos podemos hacer promesas con ligereza, pero no puedes prometer a Dios y hacerte el que se olvidó lo que prometió.

No te aconsejo que vuelvas a hacer nuevas promesas a Dios, pero si te digo que Dios no ha olvidado nada de lo que le dijiste el día que te entregaste a Cristo, Dios no es hombre para cambiar de idea, a él le interesa que cumplas tu parte del pacto.

“Si le haces una promesa a Dios, cúmplela, porque a Dios no le agrada la gente falta de seriedad. Cúmplele a Dios lo que le prometiste. Eclesiastés 5:4

Con amor

Martha Vílchez de Bardales


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