“Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie. Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace." Santiago 1:5-7
Sólo mediante la revelación del Espíritu Santo podemos entender el propósito de las pruebas que vivimos, por eso debemos pedir sabiduría para entenderlas. Yo no sabía muchas cosas antes que viniera la pandemia, aunque en realidad pensé que había vivido las pruebas necesarias para aprender a desarrollar paciencia, pero la enfermedad que tocó a tanta gente amada me hizo ver que todavía me faltaba mucho por entender, cuando la prueba fue dura, entonces comprendí que necesitaba clamar por sabiduría, ya que ella es la única que hace eliminar lo que a Dios no le agrada.
En las pruebas necesitamos la sabiduría espiritual mucho más que el conocimiento teológico.
El conocimiento es información en bruto, pero la sabiduría es la que te dice cómo usar esta información. El conocimiento es la habilidad para desarmar las cosas; pero la sabiduría es la habilidad para unir las cosas.
Pídela a Dios: Para recibir sabiduría, simplemente debemos de pedir a Dios quien da sabiduría generosamente, abundantemente y sin despreciar nuestra petición, sin reproche. Dios sí da abundantemente.
Cuando queremos sabiduría, el lugar para empezar es la Biblia y el lugar para terminar es la Biblia. La verdadera sabiduría siempre será consistente con la Palabra de Dios.
Pero pida con fe: Nuestra petición de sabiduría debe de hacerse como cualquier otra petición: con fe, sin dudar en la habilidad o deseo de Dios de darnos su sabiduría.
Esto muestra el tipo de corazón que necesitamos cuando buscamos la sabiduría de Dios en las Escrituras: un corazón que cree en la Palabra de Dios, y que cree que nos habla hoy día.
No dudando nada. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor: El que duda y está falto de fe no debería de espera recibir cosa alguna del Señor. Esta falta de fe y confianza en Dios también muestra que no tenemos fundamento, al ser inconstantes en todos nuestros caminos.
Semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento: El hombre que no está completamente persuadido de que si pide a Dios recibirá, se asemeja a una ola del mar; está en un estado de agitación continua, impulsado por el viento, echado de una parte a otra: ahora la esperanza lo levanta, luego se hunde por la desesperación.
La onda del mar es una descripción adecuada de quien se ve obstaculizado por la incredulidad y las dudas innecesarias:
· La onda del mar no tiene descanso, y lo mismo ocurre con los que dudan.
· La onda del mar es inestable, y también lo es el que duda.
· La onda del mares impulsada por los vientos y también lo es el que duda.
· La onda del mar es capaz de una gran destrucción, y también lo es el que duda.
El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos: Pedir a Dios, pero pedirle dudando de alguna manera, muestra que somos de doble ánimo. Estar a mitad del camino, entre la fe y la incredulidad, es ser de doble ánimo. Doble ánimo es literalmente significa tener "dos almas: El hombre de dos almas tiene una enfocada en la tierra y la otra en el cielo, quiere asegurar ambos mundos; no quiere renunciar a la tierra y no quiere dejar el cielo.
El hombre que vino a Jesús y le dijo: "Señor, yo creo; ayuda mi incredulidad" (Marcos 9:24), no era de doble ánimo. Él quería creer, y declaró lo que creía. Su fe era débil, pero no estaba teñida con la duda del doble ánimo.
Es mejor reconocer que necesitas la sabiduría de Dios y atreverte a pedirla al cielo con insistencia.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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