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Foto del escritorIB La Molina

Paz para el Perú

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos. Isaías 26: 3-4


En el Perú estamos viviendo días de mucha zozobra, destrucción y guerra, peruanos se alzan llenos de rencor contra los que consideran sus enemigos y los que procuran el orden del Perú tratan de hacerlo pero son reprimidos con violencia, así que todo es violencia y más violencia, un círculo vicioso de ira y dolor.


Hoy temprano le pedí al Señor que me enseñara a orar de tal manera que su paz llene el Perú, y el Señor me dio esta palabra preciosa: “Tú guardarás en completa paz.” Esta es una maravillosa promesa, perfecta paz. Dios promete que podemos tener perfecta paz, e incluso ser guardados en un lugar de perfecta paz.


En hebreo, el término perfecta paz es en realidad shalom shalom. Esto muestra cómo en hebreo, la repetición comunica intensidad. No es solo shalom; es shalom shalom, perfecta paz.

Los que gritan y protestan creen que obtendrán paz cuando se les conceda lo que exigen, los líderes de la nación creen que obtendrán paz cuando el diálogo los lleve a los acuerdos convenientes para ambas partes. También hay algunos que no se sienten afectados con esta guerra, creen que están tranquilos y tienen paz y no les importa lo que sucede afuera de sus puertas. La verdad es que no se logra la paz verdadera con acuerdos y cediendo posiciones, esto no es paz, es sólo una tregua fugaz, un juramento humano que nunca se mantendrá perfecto, porque sólo Dios puede dar una perfecta paz.


El profeta declaró palabra de Dios al decir: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera”. Este es el lugar de perfecta paz, y la fuente de ella. Cuando nuestra mente persevera en el Señor, en sus promesas y mandamientos, entonces podemos ser guardados en esta perfecta paz.


Pero presta atención, mantenernos en esta perfecta paz, es una cuestión de nuestro pensamiento. No se trata tanto de nuestro espíritu ni de nuestra alma ni de nuestro corazón. Es una cuestión de nuestro pensamiento:

  • Debemos amar al Señor nuestro Dios con toda nuestra mente. “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”. Mateo 22:37.

  • Debemos ser transformados por medio de la renovación de nuestras mentes. ”Sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2.

  • Podemos tener la mente de Cristo. 1 Corintios 2:16, Filipenses 2:5.

  • No debemos enfocar nuestras mentes en cosas terrenales. Filipenses 3:19. La vida cristiana no es una vida irreflexiva de simplemente hacer o experimentar, sino que también se trata de pensar. Y dónde ponemos nuestro pensamiento es esencial en nuestro caminar con Dios.

Entonces para ser guardados en esta perfecta paz, nuestra mente debe perseverar, es decir apoyarnos, sostenernos, establecernos, mantenernos, recostarnos, poner, descansar, permanecer firmes y apoyarnos fuertemente en Dios y su Palabra.


“Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba.” Salmo 3:5

Para tener esta perfecta paz, tu mente no puede acercarse al Señor y apoyarse en él ocasionalmente; tiene que perseverar en Él. Dios sustenta nuestra paz.


Si nuestra mente persevera en nosotros mismos, o en nuestros problemas, o en las noticias que vemos y nos asustan cada día, no podrás tener esta perfecta paz. Esto es lo que justamente le encanta a Satanás que tu mente y corazón se llene de miedo por eso pone todo delante de tus ojos para que estés distraído y con tu mente en cualquier cosa menos en Dios.


Nuestra meta en estos días de guerra debe ser confiar en Dios. Confiar es lo mismo que perseverar, ambas palabras tienen la misma raíz, confiar en el Señor es confiar que cuida de nuestra nación, él la sustenta y la guarda.


Es verdad que estamos padeciendo tribulación, la gente grita y amenaza con violencia, pero Dios es la fortaleza del Perú, si nosotros confiamos y estamos colocados en la brecha de la oración, si permitimos que su paz inunde nuestras almas podremos esperar con esperanza que no seremos vencidos por el mal.


Con amor


Martha Vílchez de Bardales


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