Padre, Dios Todopoderoso, tu palabra dice que ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, pues por medio de tu Hijo, la ley del Espíritu nos ha liberado de la ley del pecado y de la muerte, por eso enviaste a tu propio Hijo, en condición semejante a la nuestra, para que se ofreciera en sacrificio vivo por nuestros pecados.
Señor leo en tu Palabra que los que viven conforme a la naturaleza pecaminosa fijan la mente en los deseos de esta vieja naturaleza, en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu. La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que es en el Espíritu de Dios es vida y paz. Señor te ruego que mis hijos: (menciona el nombre de tus hijos) reciban el Espíritu Santo que los ha adoptado como hijos tuyos y por eso puedan clamar ¡Abba Padre! Te ruego que siempre sus corazones y mentes estén unidas a ti mi Bendito Señor, ellos son herederos y coherederos con Cristo Jesús.
"Los que viven conforme a la carne fijan la mente en los deseos de la carne; en cambio, los que viven conforme al Espíritu fijan la mente en los deseos del Espíritu." Romanos 8:1-7.
Señor amado te ruego que mis hijos: (menciona el nombre de tus hijos) no le den a nadie motivo alguno de tropiezo, para que no desacrediten su testimonio como cristianos y siervos de Dios. Más bien, en todo y con mucha paciencia confírmalos como servidores tuyos ya sea en tristeza, necesidades, y tribulaciones, en disciplinas, conflictos, trabajos pesados, desvelos o riesgos.
Que mis hijos: (menciona el nombre de tus hijos) te sirvan con toda pureza, discernimiento, constancia y bondad en el Espíritu Santo y en amor sincero; con palabras de verdad y con el poder de Dios, con armas de justicia, tanto ofensivas como defensivas, por honra y por deshonra, que mis hijos sean irrefutables y limpios, puros de corazón, conocidos pero tenidos por desconocidos, golpeados pero no muertos, aparentemente tristes, pero siempre alegres, pobres en apariencia pero enriqueciendo a muchos, como si no tuvieran nada, pero poseyéndolo todo.
Que mis hijos Señor: (menciona el nombre de tus hijos) abran su corazón de par en par, para obedecerte y hacer tu perfecta voluntad. Te pido Señor que: (menciona el nombre de tus hijos) no formen yunta con los incrédulos, que mis hijos no participen en nada de lo que hacen los que no son seguidores de Cristo. Lo santificado no tiene nada que ver los las tinieblas. Tampoco pueden estar juntos la luz y la oscuridad. Ni puede haber amistad entre Cristo y el diablo.
El que es seguidor de Cristo no llama hermano al que no lo es. Nosotros somos templo del Dios vivo y si Dios está con nosotros, no tenemos nada que ver con los que adoran a su propio ego. Dios mismo ha dicho: Viviré con este pueblo, y caminaré con ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo, por eso, el Señor también dice: Apártense de ellos, no toquen nada que yo considere sucio y yo los aceptaré. Yo seré su Padre y ustedes serán mis hijos y mis hijas. Esto lo afirmo yo, el Dios Todopoderoso.
"Por nuestra parte, a nadie damos motivo alguno de tropiezo, para que no se desacredite nuestro servicio. Más bien, en todo y con mucha paciencia nos acreditamos como servidores de Dios: en sufrimientos, privaciones y angustias; en azotes, cárceles y tumultos; en trabajos pesados, desvelos y hambre. Servimos con pureza, conocimiento, paciencia y bondad; en el Espíritu Santo y en amor sincero." 2 Corintios 6:3-6
Ayúdame Padre a velar por la vida de mis hijos, te pido todo esto de rodillas convencida que me escuchas y me concederás el anhelo de mi corazón. Amén.
Martha Vílchez de Bardales
Coordinadora de Despierta Débora Perú
Madres de rodillas, hijos de pie
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