top of page
Buscar
Foto del escritorIB La Molina

¡Ojalá fuesen firmes mis caminos para guardar tus estatutos!

¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos! Entonces no sería yo avergonzado, cuando atendiese a todos tus mandamientos. Te alabaré con rectitud de corazón cuando aprendiere tus justos juicios. Tus estatutos guardaré; no me dejes enteramente. Salmos 119:5-8

Dios nos ha dado mandatos para que tengamos una vida completa y feliz, Él no nos dijo que agreguemos más reglas a sus palabras, no nos dijo que sumemos nuestras ideas de lo que se debe o no hacer, el Señor solamente nos ha mandado que seamos diligentes en guardar sus palabras tal como fueron inspiradas por el Espíritu Santo.

A través de la historia, sin embargo, algunas personas convirtieron estos mandatos en reglas irreales sin pedir el permiso de Dios, esto fue como atar yugos sobre los cuellos de muchos creyentes, porque hizo que se percibieran los mandatos como normas esclavizantes. Esta mala interpretación sólo logró que la Biblia fuera calificada como compendio de reglas, pero no es así, porque Dios nos ha dado normas de vida para nuestro bien, y si las aplicamos, podremos estar satisfechos de hacer su voluntad y no seremos avergonzados.

El Salmista declaró: ¡Ojalá mi conducta fuera firme en el respeto a tus normas! Si los cumplo, no tendré de qué avergonzarme.

El salmista sentía vergüenza cuando comparaba la instrucción de Dios con su propia vida. Por eso oraba para poder vivir una vida sin vergüenza. Es decir una vida obediente a las instrucciones de Dios.

“La vergüenza es fruto del pecado; la confianza es el efecto de la justicia”.

Si me pongo a recordar las situaciones en las que pasé vergüenza, debo reconocer con absoluta sinceridad que fueron circunstancias en las que me dejé llevar por un ímpetu inmaduro, pero sobre todo por no haber meditado si estaba actuando conforme a los preceptos de Dios.

Todos como cristianos hemos fallado alguna vez cuando creyendo que ya somos maduros, descuidamos que el sello de nuestra profesión cristiana es evaluar nuestros actos conforme a la Palabra de Dios. Se que muchas veces somos completamente incapaces de ser completamente obedientes a cada norma, pero si queremos obedecer de todo corazón lo que nos pide Dios, Él nos ayudará a cumplir.

“Te alabaré con rectitud de corazón, cuando aprendiere los juicios de tu justicia. Si me enseñas tu palabra, te alabaré de todo corazón”


El salmista nos enseña con este verso que la alabanza es importante, pero así como la adoración es como un olor fragante que va directo al padre, también es importante hacerlo con un corazón recto. El salmista no quería ofrecer a Dios la imagen de alabanza o un momento de alabanza cuando el resto de su vida no era recto porque no estaba obedeciendo los mandatos divinos.

Finalmente termina pidiendo al Señor: No me dejes enteramente. ¿Por qué parece desesperado el salmista? Él conocía y amaba la palabra de Dios, pero también era consciente de su incapacidad.

Pienso en las veces que personajes de la Biblia fueron “dejados” por Dios:

  • Sansón se alejó de Dios, pero el Señor lo perdonó

  • David fue dejado, pero no como Saúl.

  • Pedro fue dejado, pero no como Judas

  • Jonás se alejó de Dios, pero Dios lo hizo regresar

Creo que estos ejemplos te deben ayudar a observar el trato de Dios contigo, si te has alejado de Dios, si has dejado de meditar en su palabra, si todo el trabajo y las responsabilidades diarias te absorben y no tienes tiempo para Dios, recuerda que hubieron personajes que ya no volvieron al Señor, ellos empezaron a alejarse y Dios los dejó.

Oro que hoy empieces de nuevo a buscar la Palabra con hambre y sed de Dios.

Con amor

Martha Vílchez


163 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page