“Dios les ha encargado a los líderes de la iglesia que vigilen el trabajo de todos, para que todo se haga bien. Por eso, no deben ser obstinados ni tiranos, ni enojarse con facilidad ni emborracharse. Tampoco deben ser violentos, ni tramposos en sus negocios.” Tito 1:7
Tito no sólo debía buscar hombres que llenaran el perfil descrito por Pablo, sino que él mismo tenía que mostrarse como ejemplo para ellos, haciendo buenas obras de todo tipo. Debía ser un reflejo de integridad y seriedad de su enseñanza.
Ahora veremos una lista de lo que un siervo de Dios NO debe ser. Primero les cuento una anécdota, cuando ingresé al seminario, estuve internada los primeros años, sólo salía los fines de semana para servir en mi iglesia, entonces al llegar a casa mi papá se daba el tiempo para saber cómo me había ido, que había aprendido, etc. Comenzábamos bien la conversación, pero de pronto en algún punto doctrinal, nos hacíamos conflicto y terminaba (sobre todo yo) con una actitud terca y de superioridad, como si supiera más que él. Nunca olvidaré sus conclusiones ante mi negligencia de aprender: “Martha, Martha, te falta tanto madurar”
En efecto, la juventud más la necedad, no permitían que las enseñanzas adquiridas en el seminario cambie mi personalidad terca. El apóstol Pablo sabía esto, por eso le enseñó a Tito y Timoteo que un siervo de Dios no debe ser obstinadamente obstinado; no debe ser una persona enojada; no debe ser dada a la conducta ebria y escandalosa; no debe ser un creyente dispuesto a llegar a las manos; no debe ser un buscador de ganancias deshonestas.
No debe ser obstinadamente obstinado. La palabra griega es “authades” que literalmente significa “complacerse a sí mismo”. Un creyente authades es alguien que busca que lo complazcan en todo, no le preocupa agradar y menos ayudar a otros, sólo él se siente con derecho a ser atendido. Una persona así mantiene obstinadamente su propia opinión, pelea por sus derechos mientras que es indiferente a los derechos, opiniones e intereses de los demás.
No debe ser un hombre enojado. El griego es “orgilos” Hay dos palabras griegas para la ira. Está el thumos que es la ira que arde rápidamente y se calma con la misma rapidez, pero la otra palabra es el “orge”, significa una ira empedernida y voluntaria. Un estallido de cólera puede venir de algo de improviso, pero la ira “orgilos” es prolongada y mantenida por pura decisión, esa cólera es algo que maldice a la familia primero y luego a la iglesia. Un siervo de Dios no puede ser un iracundo.
No debe ser dado a la embriaguez ni a las riñas. La palabra es “paroinos”, que literalmente significa dado excesivamente al vino.
No debe ser un hombre dispuesto a llegar a las manos. La palabra es “plektes”, que literalmente significa delantero. Parecería que en la Iglesia primitiva había pastores demasiado celosos que castigaban con violencia física a los miembros de su rebaño descarriados. Mi esposo siempre cuenta la anécdota que cuando era jóven le daban darle un “bibliaso” a quienes se negaban a creer en Cristo. Esto no es correcto, un siervo de Dios debe tener dominio propio.
No debe ser un buscador de ganancias deshonestas. La palabra es “aischrokerdes”y describe a un hombre a quien no le importa cómo gana dinero mientras lo haga. La influencia que los cretenses habían recibido los hacía sentir que las malas costumbres no eran pecado, porque “todo el mundo lo hacía”, algunos historiadores dicen que los cretenses se “pegaban al dinero como las abejas a la miel”. No les importaba trabajar a deshoras con tal de seguir ganando, tampoco les importaba la honradez y el honor, vivían acumulando y viviendo “la buena vida”.
Como dije desde que empecé a meditar en esta carta a Tito, las recomendaciones que un siervo de Dios debe mostrar en todo lo que hace no son sólo para los líderes, pastores, ancianos o diáconos, sino para todo hombre y mujer que conoce y tiene una relación diaria con Jesucristo.
Que Dios nos ayude a ser luz y sal de este mundo.
Orando por Ucrania
Martha Vílchez de Bardales
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