Amós le respondió a Amasías: —Yo no soy profeta ni hijo de profeta, sino que cuido ovejas y cultivo higueras. Pero el Señor me sacó de detrás del rebaño y me dijo: “Ve y profetiza a mi pueblo Israel”. Amós 7:14-15.
Amós nos da un ejemplo de obediencia sin concesiones. Él era un pastor de ovejas, un boyero quiere decir un campesino, cuidador de animales y labrador de la tierra, no fue un profeta preparado en la escuela de ministros, no era un profesional criado para ser un líder con excelente oratoria, pero Dios quiso llamarlo de detrás del rebaño para encomendarle una misión divina.
Lo que me sorprende, es lo que dicen los exegetas sobre el estilo de Amós. Afirman que su lenguaje es sumamente elegante, ninguno de los profetas hebreos le iguala en brillantez literaria, en pureza de lenguaje, y en la sencillez clásica del estilo, se nota la influencia de Jeremías, pero sobre todo la autoridad del siervo, sólo esto fue posible porque Dios mismo lo capacitó.
Ninguno de nosotros tiene ministerio sólo por la preparación exclusiva de hombres preparados, eso es sólo una parte. La mejor preparación es la humildad de la dependencia completa a Dios, mediante el devocional diario. Contaba esta mañana en el tiempo de oración matutina cómo me enseñaron de niña a estudiar la Biblia, fue la mejor enseñanza que me dieron y me sigue acompañando.
Amós fue obediente y declaró juicio en una época tan difícil como la que vivimos hoy. Pero lo primero que podemos aprender de este profeta es que somos capaces de enfrentar el Ministerio cuando nos disponemos a obedecer. Eso es un reto especialmente para los que siempre tienen una excusa para escapar de una tarea, la disposición tiene que nacer de un corazón enamorado de Dios, si estás dispuesto, no mides incapacidad, no te preocupan los riesgos, no te escondes bajo el manto de la supuesta responsabilidad, no te sientes un inválido y por eso no das excusas para no asumir una tarea.
Amós sabía que no estaba preparado, pero su disposición pesó más que su incapacidad y Dios lo preparó para la tarea. Doy testimonio de conocer hombres y mujeres valientes, que tomaron riesgos, que fueron valientes, que dieron su vida y todo lo que tenían para servir a Dios.
Espero seguir viendo con mis ojos naturales, que se levanten estos hombres y mujeres como Amós, valientes para que, a pesar de que todo se vea en contra, sean valientes para no renunciar en el Nombre de quien los llamó al ministerio. En estos tiempos de pandemia necesitamos hombres y mujeres como Amos, siervos que no tienen miedo de predicar justicia, esperanza y salvación.
En el capítulo 7, Amós tuvo todo en contra, lo acusaron de conspirador, de un vidente que se ganaba el pan con profecías, también de un mentiroso y palabrero, pero este profeta siguió declarando en el Nombre de Dios. Dios bendiga todo lo que haces para su Gloria y Honra., rechaza las excusas que no vienen de Dios, no articules pretextos y evasivas para no obedecer, Dios ve tu corazón.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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