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Foto del escritorIB La Molina

Nuestra corona

“Corona de los abuelos son los nietos, y la honra de los hijos, sus padres.” Proverbios 17:6.


Vuelvo a escribir después de unos días inesperados, ajetreados, pero bendecidos. Mi primogénita Betsabé dio a luz un hermoso niño varón. Santiago Daniel se adelantó según el tiempo que la doctora había anunciado, un mes exacto, pero Dios en su infinita misericordia nos concedió a todos nosotros ser favorecidos con este regalito que, justo ahora que me he sentado un momento a meditar y escribir, está llorando como reclamando: ¡Que venga mi abuelita a cargarme y cantarme!

Como me tocaba continuar con los devocionales de Proverbios, escogí estos porque expresan mi gratitud a Dios: “Corona de los viejos son los hijos de los hijos; y la honra de los hijos, sus padres.”


Aquí se encuentran cuatro roles familiares, tres generaciones y dos relaciones correlativas. ¿Puedes encontrarlos? En dieciséis palabras, Dios nos dio un proverbio grande y valioso. En estas admirables palabras está sobreentendido una familia que ama a Dios y que le obedece. Esta es una meta a la que todos debemos aspirar. Para tener hijos obedientes, se necesitan padres sabios.

Este proverbio conciso tiene una sabiduría que todos podemos entender: Nieto, abuelo, hijo y padre son los cuatro roles familiares. Pero hay un detalle que debemos aclarar, este proverbios es exclusivo, si, como lo leen, es únicamente para las familias que obedecen a Dios y su Palabra.

Es que no todos los nietos son la corona de sus abuelos, una corona es un símbolo decorado con oro y joyas preciosas, representan una recompensa y un honor de parte de Dios. Pero hay casos donde muchos nietos son una desdicha y una vergüenza para sus abuelos. Igualmente no todos los padres son la gloria de sus hijos, hay padres que no provocan ser respetados ni condecorados, todo lo contrario sólo se les guarda rencor, como si fueran una mancha imborrable que avergüenza. ¿Se ajusta este proverbio a una familia conocida para ti?


Los nietos que son la corona de sus abuelos, son aquellos herederos que provocan gozo por su testimonio de honradez, lealtad, bondad y amor a Dios y a toda su familia. Solo los abuelos que tienen comunión con Dios ven con esperanza y paz a sus nietos, cuando ven que ellos persisten en las sabias enseñanzas que recibieron desde pequeños. Por ejemplo los judíos se sentían orgullosos de declarar que eran descendientes de Abraham: "Tenemos a Abraham por padre", Mateo 3:9, Lucas 3 : 8.

Un hijo que honra a sus padres puede dar testimonio que fue instruido en el camino que debe seguir, que se le dio un buen ejemplo, buenos consejos bíblicos y el amor cristiano, tan imprescindible para sentirse digno y listo para obedecer a Dios.


Cada hijo es entonces como un espejo separado, que refleja el carácter del padre y madre temerosos de Dios, por cuya influencia se ha convertido en lo que es ahora.

Cuanto mayor es el número de estos espejos, más brillante es la corona de honor que lleva el antepasado, estas virtudes se reproducen así en sus hijos y en los hijos de sus hijos, incluso mucho después de haber dejado el mundo. Cada tributo de respeto que se rinde a los hijos es una joya más que se coloca en la corona del hombre y de la mujer que le dieron el primer lugar a Dios.

No todos reconocen el valor que tiene este texto, por eso dejan las cosas de Dios como algo que sólo es útil cuando hay una urgencia y por eso trabajan y trabajan creyendo que la mejor herencia es material. Muchos hombres se glorían de ser descendientes de antepasados ​​que han sido grandes empresarios, hombres trabajadores, que incluso dejaron espléndida herencia de riqueza material, pero una herencia de servicio a Dios refleja tanto más gloria a quienes son sus herederos, como la gloria de ser cristianos y fieles en el servicio al Señor.

Un testimonio de integridad, amor a Dios y servicio a la iglesia del Señor, tiene una patente de nobleza. Los hijos de ese siervo de Dios podrán sentirse honrados de tener una larga línea de antepasados ​​temerosos de Dios, podrán alabar a Dios por ser descendientes de los que ahora están ante el trono de Dios, esta es una gloria ante la cual se desvanece toda gloria terrenal.


Entiendo por este verso, que mi pequeño Santiago, podrá alabar a Dios y dar gracias por haberle dado bisabuelos, abuelos y padres que sirven a Dios, pero mi oración será a partir de verlo crecer, que se convierta también en un siervo de Dios como sus cinco generaciones anteriores.

No sé si tienes el honor de ser abuelo, pero si eres Padre, medita en estos versos y pídele al Señor que te convierta en ese ejemplo de honra para todas tus generaciones.


Con amor:

Martha Vílchez de Bardales



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2 Comments


I ́m Nochu wxyz
I ́m Nochu wxyz
Mar 21, 2023

<33

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jbelaun
Mar 16, 2023

Bello y sabio texto que ha de inspirar a muchos

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