“Y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios” Tito 1:5
Un padre o madre cristiano debe criar a sus hijos como discípulos de Jesucristo. Esta es una responsabilidad no sólo para encargados de la iglesia, sino para todos los que tienen la bendición de ser padres biológicos, debemos ser también, padres espirituales. Si un pastor tiene el don de la enseñanza, del cuidado pastoral de sus ovejas, es excelente evangelista o maestro de la predicación y no tiene hijos que sean creyentes fieles, no está demostrando habilidad en su primera tarea. Los hijos de un creyente tienen mayores posibilidades de ser igualmente, siervos de Dios.
Un padre sabio primero gana a su propia familia para Cristo y después les da la oportunidad de crecer también como siervos de Dios. Pablo le encargó a Tito que al escoger a los futuros líderes tenga cuidado que estas personas tengan testimonio de mantener su propio hogar en orden. También en 1 Timoteo 2:4, el propio Pablo le dijo a Timoteo: “El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” lo que significa que en el propósito perfecto de Dios es que toda la familia sea salva y conociendo la verdad, viva como hijo de Dios.
La familia cristiana no debiera ser acusada de incredulidad, rebeldía, vicios, pecados sexuales, etc. El texto dice que los hijos no deben ser acusados de “disolución”, la palabra griega es “asotia” y es el mismo término que se usa en Lucas 15:13 para describir al hijo pródigo que estuvo viviendo perdidamente.
El hijo que es “asotos” es malgastador, desune a la familia, busca su placer personal; rompe su relación con los que lo aman de verdad, es libertino, burlón y al final se arruina él mismo. Es muy difícil que un líder cristiano pueda ser respetado con una familia que le da la contra en todo, el “anciano” dice Pablo, “debe ser” intachable.
Cuando los hijos nacen en un hogar donde los padres son cristianos, hay una garantía, si los padres son fieles, que sus hijos crecerán como creyentes fieles, para esto el padre debe participar activamente en el desarrollo de la fe de sus hijos. Pero, otra vez usando el ejemplo del hijo pródigo, vemos cómo este chico demostró que actuó como un necio al despreciar la fe de su familia, hay hijos desobedientes que no están dispuestos a someterse a la autoridad de los padres. Sin embargo la resignación de esa familia puede terminar por arruinar a ese hijo, y los creyentes no deben resignarse jamás. Por eso el padre del hijo pródigo estuvo atento y me imagino que orando con clamor, hasta que su hijo volvió a sus brazos.
No hay hijos perfectos, que sean cristianos no los hace maravillosos y santos, como padres debemos permitirles que procesen su fe a medida que descubren su lugar en la familia de Dios. Como soy la novena de once hermanos, he tenido muchos ejemplos de mis hermanos mayores y el proceso de su fe, creo que mis padres jamás se rindieron a ver a algunos de ellos "apartados de la fe" y por eso, el premio de esa perseverancia y enseñanza grabada en sus corazones fue que les permitió regresar a Cristo.
“Si alguno no sabe gobernar a su propia familia, ¿Cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?”. 1 Timoteo 3:5.
“Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos.” Proverbios 3:1
“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia.” Hebreos 5:8
“Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia.” 1 Pedro 1:14
No olvides que cuando naciste de nuevo como hijo de Dios, aprendiste a obedecer al Señor, no fue fácil, pero el Padre te tomó de la mano y te encaminó en el sendero de la Verdad, esto mismo debes hacer con tus hijos, guiarlos a Cristo y mostrarles la bendición que viene al obedecer a Dios.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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