“Vinieron entonces los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole señal del cielo, para tentarle. Y gimiendo en su espíritu, dijo: ¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no se dará señal a esta generación. Y dejándolos, volvió a entrar en la barca, y se fue a la otra ribera.” Marcos 8: 11-13
Los judíos, celosos de la lectura correcta de las profecías que se cumplían a lo largo del tiempo, aprendieron a vincular su fe con los milagros. Activaban su fe por las señales del poder de Dios. A través de la Palabra, ellos experimentaron momentos como cuando el corderito apareció milagrosamente para sustituir a Isaac. Cuando la zarza ardió sin consumirse. Cuando el Mar Rojo se abrió, el maná cayó del cielo. El instante en que el monte Sinaí humeó y los cielos declararon el poder de Dios anunciando la entrega de la Ley. Fue una señal contundente cuando en aquella pared palaciega, la mano de Dios escribió la sentencia a los babilonios. En fin, en muchas ocasiones las señales fueron evidentes. Sin embargo lo más paradójico es notar que, al pedir señales, no hicieron la lectura correcta de lo más precioso de Dios al entregar al Mesías, el Cristo, ¡Tanto pedían y tanto Cristo les dio señales! No obstante, fueron incapaces de identificar la mayor y más completa muestra del Amor de Dios.
Los fariseos (la Gestapo religiosa) no podían negar la autoridad, poder y popularidad de Jesús, entonces trataron de tentarlo con preguntas cuyas respuestas lo alejaran de gran parte de su audiencia. El enemigo de Dios sigue usando los mismos trucos y trampas para hacer que la Palabra pierda valor.
Dice el texto que lo que hacían ellos, era provocar situaciones para tentarle. Estos encuentros con los fariseos no eran amistosos. Los Fariseos tentaban a Jesús de la misma manera que Satanás le tentó en el desierto. Esta vez pidieron ver una señal del cielo. Literalmente, estaban exigiendo más pruebas de que Jesús era de hecho el Mesías. Todo los encuentros anteriores no habían logrado convencerlos de su deidad. Rechazaron lo que habían visto y experimentado en el pasado, y exigieron más.
Entonces vino la amonestación: “Y suspiró profundamente en su espíritu, y dijo: ¿Por qué esta generación busca una señal? de cierto os digo que no se dará señal a esta generación. ¿Alguna vez has suspirado cuando no te entendieron? Ahora te puedes identificar con Cristo.
Jesús estaba profundamente turbado en su espíritu, y se negó a conceder su solicitud. Pero su negativa no fue necesariamente para mantenerlos incrédulos, no fue una negativa terca, sino que se negó a actuar para ellos como si no fuera más que un espectáculo en un circo.
Jesús sabía que los fariseos incrédulos nunca estarían satisfechos. Si hubiera cedido, si les hacía lo que pedían, si actuaba de acuerdo con su exigencia, ellos habrían exigido más señales en el futuro. Hermano amado aquí tenemos una lección muy importante: La salvación es ciertamente un milagro de la gracia de Dios, pero se recibe por fe, no a través de la realización de milagros.
Un detalle más que me llama la atención y quiero que noten es cuando dice: “Vinieron los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo. para ponerlo a prueba.". La palabra "vinieron" indica que "salieron" como si estuvieran escondidos, marchando hacia Él con propósito y determinación. Por eso llamamos a los fariseos "La Gestapo religiosa" gente legalista lista a juzgar, criticar y denunciar. La palabra "comenzó" está en el presente infinitivo, lo que significa "comenzaron a la vez y continuaron". Todos los evangelios dejan constancia que los religiosos nunca se cansaron de acechar. Jesús ya les había dado muchas señales a estos líderes religiosos pero ellos no les prestaron atención. Todo lo que querían hacer era discutir con Él mientras buscaban una manera de atraparlo.
Había muchas señales que los fariseos vieron, pero las ignoraron todas. Uno de los más importantes se encuentra en Marcos 1:11: “Y vino una voz del cielo:“ Tú eres mi Hijo amado; en ti estoy muy complacido.”
Jesús había sanado enfermedades, expulsado demonios, controlado las profundidades, preparado una cena milagrosa dos veces, sanó a los sordos y resucitó a los muertos. ¿Qué otras señales necesitaban?
Finalmente el Señor: “Se apartó de ellos.” El versículo 13 es uno de los versículos más tristes de la Biblia: "Y los dejó, volvió a subir a la barca y se fue al otro lado".
Esta fue una partida abrupta porque Jesús sabía que estos hombres estaban asentados en su incredulidad. Ellos querían contradecir, pelear, negar, juzgar, criticar y no crecer en la fe. Querían discutir, y no aceptar lo que era verdad.
Creo que Jesús sin duda conocía Proverbios 23: 9: "No hables a oídos de un necio, porque despreciará el buen sentido de tus palabras". Y Proverbios 18: 2 que dice: "El necio no se complace en entender, sino sólo en expresar su opinión". ¿Conoces gente así? Jesús estaba practicando lo que enseñó en Mateo 7: 6: "No des a los perros lo que es santo, y no arrojes tus perlas delante de los cerdos, para que no las pisoteen y se vuelvan para atacarte".
En esta pandemia muchos hemos pedido señales portentosas de sanidad, hemos rogado por provisión, seguimos clamando por justicia y sobre todo que la peste retroceda. Dios está activo, Dios está trabajando con propósitos que muchas veces no entendemos, podemos pedir milagros para ayudar y bendecir, pero no debemos pedir señales para confirmar su Existencia. Dios está con nosotros. Amén
Con amor,
Martha Vílchez de Bardales
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