“El rey Asuero impuso tributo sobre la tierra y hasta las costas del mar. Y todos los hechos de su poder y autoridad, y el relato sobre la grandeza de Mardoqueo, con que el rey le engrandeció, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Media y de Persia? Porque Mardoqueo el judío fue el segundo después del rey Asuero, y grande entre los judíos, y estimado por la multitud de sus hermanos, porque procuró el bienestar de su pueblo y habló paz para todo su linaje.” Ester 10:1-3
En este libro podemos aprender que todo lo que nos sucede no escapa de los ojos misericordiosos de Dios.
El Señor permitió que la reina Vasti perdiera su lugar privilegiado. Permitió que hubiera una competencia para reemplazarla. Dios dispuso que Ester entrara en esa competencia. Dios permitió que Ester tuviera un favor especial entre las otras mujeres. Dios colocó a Mardoqueo y a Ester en una posición especial en ese gobierno. Dios permitió que Amán se saliera con su voluntad y se firmara este decreto con once meses de anticipación. Dios dispuso que en el decreto se estipulara que los judíos debían ser muertos por mano privada y no por el ejército Persa, lo que hubiera sido mucho más difícil de detener. Dios quiso que Amán contuviera su enojo y no matara a Mardoqueo inmediatamente. Dios le dio prudencia a Ester para que retrasara su petición; pidiendo primero un banquete con el rey y después otro banquete. Dios permitió que la ira de Amán explotara el día preciso. Dios dispuso que Asuero tuviera insomnio esa noche en especial. Dios permitió que Asuero tomara determinado libro en su noche de insomnio. Dios dispuso que Asuero leyera el pasaje sobre Mardoqueo en ese libro en particular. Dios permitió que Asuero viera las intenciones crueles de Amán.
La voluntad de Dios en la historia nunca excluye nuestro libre albedrío.
Creo que Dios dispuso las acciones de Ester y Mardoqueo para la preservación del pueblo de Dios. La voluntad de Dios se cumple a pesar que los hombres son libres para equivocarse.
Amán hizo de su vida todo lo que él quiso. Su plan de vida siempre estuvo centrado en lograr el éxito, ganar poder, sentirse reconocido, puro egoísmo. Pero Mardoqueo fue completamente diferente, él tenía principios, una formación basada en el temor a Dios, y enseñó a Ester que el egoísmo no era admitido en su familia.
Cuanto poder tiene una formación basada en el temor a Dios. Cuando hay principios de fe y lealtad al Señor, sabes que eres libre, pero esa libertad no es excusa para hacer lo que te da la gana, más bien hay una responsabilidad que funciona como límite para no hacer algo que ofenda a Dios.
El ser humano es libre en lo que hace, es responsable por sus acciones, y culpable cuando hace mal. Pero Dios no nos abandona ni permite que hagamos todo sin conocimiento. Nos ha dejado su Palabra para que ella sea una conciencia que nos indica el camino correcto y el malo, para no andar por allí.
Siendo niña, adolescente y joven, tuve un padre temeroso de Dios que supo inculcarme año tras año, ese temor a Dios. No había cosa que hiciera que mi papá no corrigiera (Como lo extraño). Aunque los años han pasado siento que esa vacuna de prudencia me ha protegido de muchos males. Y es la misma vacuna que procuro inculcar en el corazón de mis hijas.
Dios en su plan sabio y providencial, permitió que Mardoqueo fuera probado. Además de ser un hombre temeroso de Dios, para que se cumpliera el propósito perfecto de Dios tenía que ser probado, porque la prueba perfecciona.
Nunca debemos suponer que los siervos de Dios están exentos de problemas, las pruebas son parte del diseño de Dios. Como hemos leído en la vida de Ester, fue una gran prueba para Mardoqueo el verse obligado a arrodillarse ante un hombre como Amán; pero supo rehusarse, aunque su negativa trajo consecuencias para toda su nación. Y la prueba también fue dura para Ester, porque tomando conciencia sobre la matanza programada tuvo que ser valiente para presentar su apelación. Ellos dos no miraron sólo por su seguridad, miraron por el pueblo de Dios, en la prueba vieron la victoria.
Los últimos versos del libro de Ester me emocionan: “Mardoqueo el judío fue el segundo después del rey Asuero, y grande entre los judíos, y estimado por la multitud de sus hermanos, porque procuró el bienestar de su pueblo y habló paz para todo su linaje”
La posición que alcanzó este siervo de Dios fue dada por Dios, es que Mardoqueo procuró el bienestar, la paz y la seguridad de su pueblo. Aprendo entonces que no debo cansarme, ni sentirme frustrada, mucho menos molesta si todo lo que hago por amor a Dios y a mi nación no siempre es valorada. Si procuro el bienestar de mis hermanos en la fe (tu bienestar), si oro porque tengas paz y confianza en el Señor (que no andes confundido), si le pido al Señor que te guíes por su Palabra Preciosa, (que hagas tu devocional) estoy haciendo la voluntad de Dios y saber que agrado al Señor, es suficiente para mí.
Con amor
Martha Vilchez de Bardales
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