“Mejor es un bocado seco, y en paz, que casa de contiendas llena de provisiones”. Proverbios 17:1
Siendo el día ochenta de cuarentena parece que los víveres escasean en casa, las comidas son las mismas, o la cocinera ya se cansó de cocinar todos los días. Creo que la cita de Proverbios que hoy comparto se acomoda a la necesidad que hoy vivimos, no importa lo que se presente en la mesa, aunque sea algo semejante a un pan seco, con tal que haya armonía en la casa.
Un bocado seco, sería como un guiso frío y sin jugo, algo parecido a un pedazo de pan duro y pasado, nada de esto suena apetitoso, y sin embargo es preferible un menú económico con armonía en la mesa, que un buffet opíparo donde todos están amargos y resentidos.
La bendición de la tranquilidad y la paz en el hogar es tan grande que puede hacer que un menú humilde y reducido parezca el mejor platillo porque la que lo hizo, bendice a su familia con amor. La paz, la gratitud y el contentamiento estando en casa, están más allá de todas las demás bendiciones.
Como integrante del hogar al que perteneces tienes la responsabilidad de hacer tu parte para que haya armonía y contentamiento, debes proponerte ser prudente comenzando con tus pensamientos, si meditas primero en ellos, antes de hablar, no alterarás la paz de tu casa, si tienes contentamiento con lo que tienes, aunque no tengas todas las comodidades que otros tienen y deseas, traerás contentamiento con una actitud correcta porque lo que tienes viene de Dios.
“Todos los días del afligido son difíciles; mas el de corazón contento tiene un banquete continuo”. Proverbios 15:15
Estos días sin salir de casa pueden ser admitidos con una especie de resignación de parte de la gente adulta, pero algunos adolescentes y jóvenes están sufriendo días de aflicción porque el encierro ha cortado sus sueños. ¿Cómo alegrar el corazón de estos miembros vulnerables de la familia? Dice el Proverbio que los días del afligido son difíciles, una persona afligida está molesta, manifiesta preocupación, da señales de melancolía, postración y sobre todo lo revela desobedeciendo.
Ahora bien, si el jefe de familia o la madre se sienten en paz y con seguridad que esto va a pasar, esa alegría no siempre es contagiosa, se necesita paciencia, sabiduría y comunicación diaria para ayudar a quienes están tristes.
“Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, Que de buey engordado donde hay odio”. Proverbios 15:17
Cualquier platillo que sea hecho con amor, sabrá delicioso a sus comensales, la presencia del amor compensa muchísimo. Podemos vivir con una dieta humilde, ajustada por la economía, sin las combinaciones que quizá disfrutaron cuando había más recursos, pero ella parecerá un banquete sin quien lo sirve, tiene la actitud correcta, no de estar sirviendo lo mejor que pudo hacer con lo poco que había, sino con el gesto de triunfo porque su menú es el mejor.
Las riquezas y la pobreza están más en el corazón que en la mano. Él que tiene contentamiento es rico, pero el ingrato es pobre y quiere más.
“Los ojos de todos esperan en ti, Y tú les das su comida a su tiempo”. Salmo 145:5
Dios sostiene a todos los que caen, y les da su comida a su tiempo. Para recibir esta provisión exacta debemos tener la actitud correcta, ser humildes y mirar al Señor orando por el pan nuestro de cada día. Él responde en el tiempo perfecto.
Pero no terminé de meditar en la parte que dice: “Mejor es la comida de legumbres donde hay amor que de buey engordado donde hay odio” Uno puede disfrutar de la abundancia y los potajes más exquisitos, pero si hay odio (antipatía, rencor, ingratitud, aburrimiento) eso lo estropeará todo. Nada realmente compensa la falta de amor.
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido”. Lucas 12:22-23
La codicia y la preocupación están conectadas. La codicia nunca puede tener suficiente, la preocupación teme que nunca tendrá suficiente, ninguno tienen sus ojos en Jesús. La mejor comida es la de hacer la voluntad de Dios.
Con amor,
Martha Vílchez de Bardales
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