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Foto del escritorIB La Molina

Los doce valientes

“Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos. Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente bordón; ni alforja, ni pan, ni dinero en el cinto, sino que calzasen sandalias, y no vistiesen dos túnicas. Y les dijo: Dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar. Y si en algún lugar no os recibieren ni os oyeren, salid de allí, y sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos. De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra, que para aquella ciudad. Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen.” Marcos 6: 7-12




En el Evangelio de Juan 20:21, Jesús dijo: “Como me envió el Padre, así también yo os envío.” De la misma forma, Jesús envió a sus discípulos para que hicieran lo mismo que Él hacía: predicar, sanar a los enfermos, y liberar a las personas de la posesión demoníaca. Todo creyente nacido de nuevo ha sido encomendado a continuar la misión de ser evangelistas.


Cuando el Señor dio las instrucciones les mandó a sus discípulos que no llevasen nada para el camino, sino sólo un bastón. En ese tiempo todo viajero llevaba un bastón para su protección. Pero había una regla por parte de los rabinos judíos el cual decía que no podías entrar al área del templo con un báculo, zapatos, o una bolsa de dinero, debido a que debías evitar la apariencia de estar ocupado en otro negocio, que en el servicio hacia el Señor.


El deseo de Jesús era advertir a sus siervos que la obra que iban a hacer era santa y no debían dar la impresión cargando demasiado equipaje, que estaban de paseo. Si alguien los veía no tenía que pensar que ellos tuvieran algún otro motivo para su viaje, que el de compartir las Buenas Nuevas.

Las instrucciones fueron claras:


“Lleven un bastón para el camino, pero no lleven comida, ni bolsa, ni dinero. Pónganse sandalias, pero no lleven ropa de más. Cuando entren en un pueblo, quédense en una sola casa hasta que salgan de ese pueblo. Si en algún lugar no quieren recibirlos ni escucharlos, váyanse de allí y sacúdanse el polvo de los pies.


La bolsa a la que se refiere posiblemente sea una mochila. Dinero en el cinturón, se refería a un cinturón especial donde se guardaba el dinero. No lleven dos mudas de ropa. Se refería a la vestimenta exterior que también se utilizaba para cobijarse mientras dormían. Significaba no llevar ropa extra, era igual a decirles que no estén preparados para toda eventualidad. ¿por qué esta falta de prevención era necesaria?


Porque el viajar de una manera ligera les mantendría dependientes de Dios. Ellos debían confiar en el Señor por todo, es decir su alimento, su abrigo, su protección. Si el predicador no confía en Dios, ¿Cómo le puede decir a los demás que confíen en Él?

Pero Jesús también les dijo que si en algún lugar no los recibían, ni los querían escuchar, que se vayan y sacudan el polvo que está debajo de sus pies, para testimonio contra ellos. El trabajo como predicadores no era ganarse la simpatía de sus oyentes, hacer amigos, convencerlos con esfuerzo, su misión era presentar el mensaje de una manera persuasiva. Y así lo hicieron.


Así comenzó la participación directa y pública de los discípulos en el ministerio de Jesús. Los envió de dos en dos por todo el campo de Galilea para predicar y hacer maravillas. Así comenzó la larga y gloriosa historia del ministerio cristiano: Los hombres que a través de los siglos proclamaron las buenas nuevas de salvación en Jesucristo hasta los confines de la tierra. Lo que los doce aquí hacen por primera vez, innumerables multitudes de hombres fieles lo harían en los siglos siguientes.


El libro de los Hechos es principalmente la historia de la vida y obra de estos apóstoles y principalmente de dos de ellos: Pedro y Pablo. La historia de la iglesia es en gran parte la historia de esa sucesión de hombres que han seguido a los discípulos como predicadores del reino de Jesucristo. ¿Qué eran todos esos hombres sino los descendientes de estos doce discípulos que iban de pueblo en pueblo de Galilea diciéndoles a hombres y mujeres que se arrepintieran y creyeran en Jesús?


Nuestra misión continúa, sigamos adelante llevando la Palabra a todos con amor.


Con amor

Martha Vílchez de Bardales


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