“Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto; y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.” Hechos 2:17-21
El día de Pentecostés es el día del nacimiento de la Iglesia, ese día podría ser celebrado como el cumpleaños de todas las iglesias cristianas. Se celebra cada año, cincuenta días después de la Pascua.
Ese día el Espíritu Santo se hizo manifiesto de forma clara y evidente, pero eso no significa que fue la primera vez que actuó sobre los siervos de Dios. El Señor es eternamente Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por eso el libro de Hechos lo deja bastante claro:
El Espíritu Santo habló por David ( Hechos 1:16 )
El Espíritu habló a través de Isaías ( Hechos 28:25 )
Esteban acusó a los judíos de haberse opuesto al Espíritu a lo largo de su historia ( Hechos 7:51 ).
El Espíritu movió a Felipe a ponerse en contacto con el eunuco etíope ( Hechos 8:29 )
Preparó a Pedro para la llegada de los emisarios de Cornelio ( Hechos 10:19 )
Ordenó a Pedro que vaya sin dudarlo con estos emisarios ( Hechos 11:12 )
Permitió a Agabo predecir la próxima hambruna ( Hechos 11:28 )
Ordenó apartar a Pablo y Bernabé para el paso trascendental de llevar el evangelio a los gentiles ( Hechos 13: 2 ; Hechos 13: 4 )
Guió las decisiones del Concilio de Jerusalén ( Hechos 15:28 )
Encaminó a Pablo más allá de Asia, Misia y Bitinia, hasta Troas y de allí a Europa ( Hechos 16: 6)
Le dijo a Pablo lo que le espera en Jerusalén ( Hechos 20:23 )
Son muchas enseñanzas en este capítulo dos pero quiero quedarme con el orden del culto de ese día, entre el gran derrame del Espíritu Santo, entre las señales y maravillas y el hablar en lenguas, ¿Qué hizo Pedro? Esencialmente, dijo: Vamos a tener un estudio bíblico. Veamos lo que escribió el profeta Joel.
Pedro citará: Joel 2:28-32, Salmos 16:8-11, y Salmos 110:1. Pedro demostró claramente la importancia de empezar el ministerio edificando a la congregación con la Palabra de Dios.
Desgraciadamente son muchos los que quieren dar más lugar al “fluir de nuevos dones espirituales” que al estudio y meditación de las escrituras. Como si el estudio bíblico fuera en contra del Espíritu. Algunos creen que se es más espiritual si no hay estudio bíblico y se da libertad a las emociones espirituales.
El profeta Joel realza la promesa de Dios de derramar su Espíritu Santo sobre toda carne. Lo que sucedió el día de Pentecostés fue el cumplimiento de esa promesa.
En este primer culto cristiano quiero resaltar el orden del culto, ( Hechos 2: 14-41 )
Hubo kerigma que significa literalmente el anuncio de un heraldo y es la declaración clara de los hechos del mensaje cristiano.
Hubo Didache que significa literalmente enseñar y dilucidar el significado de los hechos que habían sido proclamados.
Hubo Paraklesis que literalmente significa exhortación. La predicación debía instar a los hombres al deber de adecuar sus vidas para que coincidieran con el ejemplo de Cristo.
Hubo Homilía que significa propiamente el sermón a la luz del mensaje cristiano.
Hoy las iglesias cristianas que respetan este orden de culto, son ricas en palabra, enseñanza, exhortación, consuelo, revelación y ejemplo, el Espíritu Santo se encarga de llenar los corazones y validar cada promesa que es comprendida con humildad. Que Dios nos ayude a poner en práctica este modo de predicación para edificación de su iglesia amada.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales