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Foto del escritorIB La Molina

La tristeza tiene cura

¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Santiago 5:13-16



¿Está afligido alguno entre vosotros? Que ore. ¿Está alguno de buen ánimo? Que cante alabanzas. Si alguno está enfermo, que llame a los líderes de la iglesia, para que oren por él; entonces ellos le untarán aceite y le pedirán al Señor que lo sane.


Santiago nos da una respuesta para cada necesidad, si hay alguien que está apenado, pesaroso, adolorido, apesadumbrado, triste, acongojado, etc. necesita orar, pero si hay personas que se sienten por el contrario con mayor optimismo, y esperanza el consejo es que se ponga a cantar alabanzas de gratitud y adoración a Dios, y finalmente Santiago hace referencia a los que están afectados con alguna enfermedad, ellos deben llamar a los ancianos de la iglesia, pidiéndoles que oren por su necesidad.


Cómo vimos ayer, algunos cristianos débiles se quejaban con amargura y resignación cuando eran probados, entonces Santiago les dice: “En vez de lamentarse y quejarse, si algo te hace doler el corazón, si estás sufriendo, ponte a orar. Si dejas que el dolor siga anidado en tu cabeza, empezarás a renegar y terminarás echándole la culpa a otro, por eso en vez de murmurar unos contra otros o quejarte de mala manera, o terminar diciendo maldiciones, ora a Dios. Tanto si estás dolido como si te sientes alegre, dale al Señor todo tu corazón.


Pero Santiago también hace referencia a los que tienen otros tipos de necesidades, como sufrir una enfermedad, ellos deben tomar la iniciativa y buscar la ayuda de los siervos del Señor. No dice que el pastor o diácono debe buscar qué hermano se ha enfermado, sino que el paciente haga un llamado especial a los ancianos para ser ministrado con oración y unción con aceite.

Esta unción con aceite ha sido interpretada como el buscar la mejor atención médica posible para el afligido (los masajes con aceites se consideraban como medicinales), o como un emblema de la presencia y poder del Espíritu Santo.


La eficacia del aceite de oliva como agente médico era bien conocida. Según algunos comentaristas la palabra unción aquí no es la usual en el Nuevo Testamento, pues tiene un significado más medicinal.


La Iglesia Católica Romana cambió este mandamiento de ungir a los enfermos en el sacramento de la Extrema Unción, que alguien administraba para preparar a los enfermos para la muerte. ¡Algo que Santiago tenía la intención de que se empleara para sanar, fue convertido en una preparación para la muerte!


Cuando oramos por los enfermos lo hacemos en fe que la voluntad de Dios es perfecta, por lo tanto, quizá el enfermo obtenga una sanidad inmediata o también puede ser que en el corazón y la mente de Dios haya otro designio diferente. El mejor enfoque para orar por los enfermos es orar con humilde confianza en que serán sanados, a menos que Dios clara y poderosamente deje claro que esa no es su voluntad. Habiendo orado, simplemente dejamos el asunto en las manos de Dios.


La oración eficaz del justo puede mucho. ¿Quién es una persona justa? Es aquella perdonada por Dios, quien no es religioso ni hipócrita, es un creyente sincero que depende de la gracia y la misericordia del Señor.


Con amor


Martha Vílchez de Bardales


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