“Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis, pues, partícipes con ellos. Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz.” Efesios 5:5-8
La palabra que resalta para mí en estos versos es la que trata sobre "la ira de Dios". Una palabra de sólo tres letras pero que encierra tanto poder.
La ira de Dios es real, aunque los sermones sobre la ira de Dios son pocos, porque la mayoría sólo quiere hablar sobre el amor, la bondad y la misericordia, tenemos que meditar en su ira para que algunos dejen de jugar con Dios.
Algunos predicadores casi no mencionan la ira de Dios porque consideran que esta palabra está mal interpretada, es que en nuestro concepto de ira, vemos a la ira como pérdida del dominio propio, un estallido de cólera, o un deseo ardiente de venganza, pero nuestro Dios no es así jamás, el Señor no tiene un temperamento incontrolable, Dios es paciente con todos, pero también obra con justicia con aquellos que se burlan del Padre.
La ira, el enojo o el enfado entre nosotros, seres humanos, es una reacción emocional que se produce cuando consideramos que existe o se va a producir un resultado negativo para nuestros intereses particulares. En el caso de Dios la ira divina no debe ser considerada como “un mal temperamento celestial” o como que Dios está atacando a los que “le caen mal”.
La ira de Dios es su amor por la santidad, la verdad, y la justicia. Como el Señor ama apasionadamente la pureza, la paz, la obediencia y el amor, Él reacciona con ira hacia cualquier cosa y cualquier persona que los contamine.
Hoy en día se ha hecho creer que nadie debe ser corregido, que todos debemos vivir en libertad y en armonía con todo lo que nos guste, nada es incorrecto, todos tenemos derechos a hacer lo que nos plazca. Por eso, hay cristianos que le han dado cabida a esta mentira del diablo y ahora valoran más sus placeres que ser hijos de Dios. Al pensar en la ira de Dios tenemos que reconocer que los pecadores persistentes no arrepentidos están excluidos del Reino de Dios.
Ahora bien, cuando un creyente teme a Dios puede ser que peque, pero esto no lo excluye del Reino de Dios, porque si cayó no lo hizo pensando: “Ahora peco y no me importa nada”, más bien se arrepiente sinceramente y trata de no volver a caer en lo mismo. No así aquellos que se entregan sin vergüenza ni arrepentimiento a esta forma de vida. A ellos ya no les importa meditar en la Palabra, no les interesa orar, menos congregarse, se han olvidado que la ira de Dios existe.
Como dije al iniciar este devocional la palabra que más me toca en estos versos es la ira de Dios porque el mundo de hoy se ofende por todo, ¿Cómo es posible que tengamos un Dios intolerante? argumentan los humanistas. Para ellos y sus seguidores este carácter de Dios es desconcertante, demasiado intransigente, dictatorial y opresivo. Estas personas no se dan cuenta que se han sentado en el sillón de un fiscal y desde allí acusan a Dios de ser inflexible e iracundo.
Hermanos amados, la ira de Dios es justa: "Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios" Romanos 2:5. La ira de Dios es, entonces, conforme a la maldad de pecadores sin arrepentimiento. Por favor considera estas verdades bíblicas en cuanto a la ira de Dios:
No creas que Dios no toma en cuenta tu pecado. Proverbios 24:12 dice, "Si dices: Mira, no sabíamos esto. ¿No lo tiene en cuenta el que sondea los corazones? ¿No lo sabe el que guarda tu alma? ¿No dará a cada hombre según su obra?"
Apartados de Cristo estamos condenados “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” Romanos 3:23. Debemos de temer la ira de Dios porque apartados de Cristo estamos justamente condenados. Mateo 25:46 “E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.”
Dios es suficientemente poderoso como para cumplir lo que promete. Jeremías 32:18. “Que haces misericordia a millares, y castigas la maldad de los padres en sus hijos después de ellos; Dios grande, poderoso, Jehová de los ejércitos es su nombre”.
La desobediencia concibe la ira de Dios. “Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.” Efesios 5:6 y Colosenses 3:5-6 “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia”.
Algunos creen que es mejor pensar solamente en un Dios lleno de amor y con una paciencia interminable que soporta todo, ese no es el Dios completo de la Biblia, por lo tanto aléjate de las tinieblas, teme a Dios y camina en la verdad y la luz.
Con amor y temblor:
Martha Vílchez de Bardales