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Foto del escritorIB La Molina

La evangelización debe ser la prioridad

Estamos próximos al nuevo comienzo de la iglesia en la que todos buscaremos ser y hacer discípulos, lo que significa que la evangelización será el motor de la iglesia. Es decir, en este nuevo comienzo la evangelización debe ser la prioridad, que además de ser el título del sermón, es el motivo principal por el que Dios nos salvó; es decir, Dios nos salvó para que prediquemos, por eso Jesús fue tan claro y directo al entregarnos la tarea: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” Mateo 28:18

Pero, ¿cómo hacemos para que no se quede en intención sino que la evangelización se

convierta en la prioridad de nuestra vida? El apóstol Pablo declaró “De manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio” Romanos 15:19-20. Es decir, para Pablo la evangelización fue su responsabilidad y propósito, por eso la idea de postergar u olvidar le generaba afán y fastidio: “Cuando predico el evangelio, no tengo de qué enorgullecerme, ya que estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay de mí si no predico el evangelio!” 1 Corintios 9:16


¿Cómo te sientes cuando no predicas el evangelio? ¿sientes preocupación o no sientes

nada? La respuesta que des, indica si la evangelización es tu prioridad o algo opcional.

Sin importar cómo te sientas, quiero dejar en claro que ¡La evangelización debe ser la prioridad!, y tal vez debas tomar un momento para comprender la razón por la que Dios te buscó, salvó y dio una nueva vida.


Pablo compartió su testimonio cuando fue acusado por los judíos, le dijo a sus acusadores que él había sido un celoso perseguidor de la Iglesia, pero que camino a Damasco tuvo un encuentro con Jesús que cambió completamente su vida, porque entendió dos cosas: Dios quería tener una relación personal y Dios quería darle una misión especial.


En Hechos 22:14-21, podemos comprender que Dios nos salvó para tener una relación personal con cada uno de nosotros; es en base a esta relación que recibimos perdón, paz y experimentamos gozo y felicidad. En ese mismo pasaje también nos damos cuenta que Dios nos salvó para darnos una misión especial, que en caso de Pablo fue ir a los gentiles.


La idea de ganar a los gentiles no fue de Pablo sino de Dios, porque Pablo creía que iba a ser más útil en la ciudad de sus padres, mientras que Dios pensó que le sería más útil entre personas que jamás habían escuchado del Señor Jesús. En pocas palabras, Dios lo sacó de su zona de confort para convertirlo en un embajador de su evangelio, tal como él mismo lo entendió “Así que somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” 2 Corintios 5:20.


Ojo, esta declaración está en plural involucrando a todo el que la lee: somos embajadores en nombre de Cristo, por lo tanto tenemos la responsabilidad de representar los valores de su reino, por eso nuestro testimonio es importante, pero también tenemos la obligación de predicar su evangelio, por eso nuestras palabras son importantes. Testimonio + Predicación = Evangelización


Somos embajadores en nombre de Cristo, por lo tanto tenemos la responsabilidad de representar los valores de su reino





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