“Oh espada del Señor, ¿Cuándo volverás a descansar? Vuelve a tu vaina; descansa y mantente quieta. ¿Pero cómo se mantendrá quieta cuando el Señor la ha enviado en una misión? Pues la ciudad de Ascalón y el pueblo que vive junto al mar deben ser destruidos.” Jeremías 47:6-7
Perdona que escribo tan tarde, sigo participando de una asamblea de pastores y todo el día ando muy ocupada en muchas reuniones, pero no quiero dejar de meditar y escribir la preciosa palabra, porque soy edificada y mucho más bendecida cuando comparto contigo lo que puedo comprender.
En este capítulo hay sólo siete versículos, es muy interesante lo que acontece, porque encontramos a Jeremías hablando, como si hubiera una espada con vida propia, la espada del juicio de Dios que venía pesadamente sobre los filisteos. El profeta se preguntaba cuándo esta espada pararía de castigar, cuándo se detendría y calmaría su furia.
Esta forma de escribir fue una forma figurada, como si la espada tuviera vida por sí misma, entonces el profeta le pregunta a la espada como si ella pudiera decidir, castigar y perdonar.
La espada no podía responderle, así que finalmente Jeremías se respondió a sí mismo con otra pregunta: ¿Pero cómo se mantendrá quieta cuando el Señor la ha enviado en una misión?
La espada del juicio del Señor haría el trabajo para el que fue comisionado. Esta espada eran los ejércitos de Nabucodonosor que actuaron como el instrumento de Dios para acabar con los filisteos.
Cuando leo de “la espada del Señor”, de inmediato pienso en Hebreos 4:12
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
Este es otro sentido para la espada del Señor, la espada de la Palabra aquí tiene un trabajo que hacer entre el pueblo de Dios, y no será detenida hasta que termine su trabajo. Tenemos que estar atentos al mensaje divino da la espada porque ignorarla es igual a condenarte a ti mismo.
“Oh espada del Señor; ¡Aunque nos has herido profundamente con tu poderoso mensaje, has logrado penetrar hasta lo más profundo de mi alma! Como una espada de dos filos, tu espada ha perforado hasta las profundidades de mi alma y espíritu, hasta el tuétano y las coyunturas. ¡Así de profundas son tus palabras, penetra y corta mis intenciones y no tengo descanso hasta que te obedezco de todo corazón.
La espada de Dios es su Palabra, a ella nadie ni nada la detendrá hasta cumplir su misión, ella no puede estar quieta viendo que el mundo está lleno de pecado y dolor, no puede estar indiferente cuando hay cristianos que no tocan la Biblia sino un día a la semana, la espada de Dios sigue penetrando en la conciencia del pecador, pero también en el corazón de los creyentes que buscan el mensaje para cambiar su forma de pensar.
Mi oración mi querido amigo, amiga es que este mensaje no te deje tranquilo, que sientas la obligación de abrir tu Biblia y que dejes que el Mensaje Divino cual espada viva, toque tu voluntad y te lleve a un arrepentimiento sincero, un deseo de servir al Señor, a ser un adorador y un verdadero hijo de Dios.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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Muchas gracias y oro que Dios te añada mucho más, gracias por tu corazón generoso.