“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.”
1 Corintios 10:31
Nuevamente estoy sentada en mi escritorio después de un mes fuera de mi país y lista para meditar con ustedes la Palabra de Dios. Visitando Atlanta tuve la oportunidad de escuchar a un pastor sobre el tema de “Hacerlo todo para la gloria de Dios”. Realmente tocó mi corazón esta enseñanza y me hice la promesa que llegando a casa estudiaría este texto.
En la Iglesia de Corinto los creyentes se hicieron muchas preguntas sobre lo que les era lícito o no hacer. Pablo entonces tuvo que escribirles los capítulos ocho y diez especialmente, para responder estas interrogantes y corregir todo lo que estaban haciendo.
Por ejemplo, el tema en cuanto a los alimentos: el comer carne, ya sea sacrificada a los ídolos o no, por comerlo justamente a la vista de un hermano débil, no glorificaba a Dios, porque podría ser para él hermano débil, la causa de su tropiezo para pecar.
Como los corintios se hacían muchas preguntas sobre lo que era correcto o no, el apóstol finalmente les dijo que toda decisión debía ser basada en la pregunta: ¿Eso que quiero hacer glorifica a Dios? Quiere decir que para todo cristiano la gloria de Dios es nuestro objetivo , dejando a un lado el amor propio.
El propósito de nuestras vidas no es preguntarnos cuánto nos podemos alejar y seguir siendo cristianos; en vez de eso, nuestra meta como hijos de Dios es glorificar el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en cada cosa que hacemos. Si los cristianos de Corinto hubieran mantenido este principio en mente desde el inicio del asunto, no lo habrían llenado a Pablo con preguntas tan obvias.
Pero es lo mismo que sucede hoy, porque los cristianos, sobre todo los más jóvenes suelen hacer muchas preguntas sobre lo que pueden o no hacer, por ejemplo: ¿Puedo fumar pero sin exagerar?, ¿Puedo tener relaciones sexuales con mi novia?, ¿Puedo tomar cervezas con mis amigos en una fiesta y luego invitarlos a la iglesia? ¿Puedo ocultar lo que hago mal a mis padres? ¿Puedo insultar a quien se lo merece? y la lista de preguntas es todavía más grande comparando los cuestionamientos de los corintios.
Nada de lo que hacemos debería llevar a avergonzar el nombre de Dios, menospreciar el testimonio del cristiano, ni tampoco llevar a otro a pecar. La preocupación de Pablo no era que el cristiano se sienta bien, sea reconocido o sólo le importe ganar para su propio beneficio, sino que todos los cristianos glorifiquen a Dios con sus hechos y sean instrumentos para que otros sean salvos.
Una forma práctica de preguntarte si lo que quieres hacer pasa la prueba de hacer todo para la gloria de Dios es hacerte las siguientes preguntas:
Prueba de santidad. ¿Esto que quiero hacer es algo que Jesús haría? 1 Juan 2:15–17
Prueba de salud. ¿Es bueno para mí física, emocional y espiritualmente? Romanos 12:9
Prueba del templo. ¿Puedo hacerlo cuando recuerdo que mi cuerpo es el templo de Dios y no debe ser estropeado o mal utilizado? 1 Corintios 6:19
La prueba de la gloria. ¿Glorificará a mi Señor, o traerá vergüenza de su nombre? 1 Corintios 6:20, 10:32
La prueba de la bendición. ¿Puedo honestamente pedirle a Dios que bendiga esto que voy a hacer? Proverbios 10:22, Romanos 15:29
La prueba del testimonio. ¿Puede esto dañar mi testimonio? Filipenses 2:15
La prueba de la consideración. ¿Estoy siendo considerado con los demás y el efecto que esto tiene? Romanos 14:7, 21
La prueba de la apariencia ¿Se verá mal? ¿Tiene la apariencia de lo que es incorrecto o sospechoso? 1 Tesalonicenses 5:22
La prueba de la venida de Cristo. ¿Me avergonzaría que me encontraran haciendo esto cuando Cristo venga? 1 Juan 2:28
La prueba del hermano en Cristo. ¿Puedo invitar a mi hermano de la iglesia a participar conmigo en esto? Mateo 28:20, Colosenses. 3:17
Y finalmente la prueba de la paz, después de haber orado, ¿Tengo paz en mi corazón y siento que es voluntad de Dios que lo haga? No puedo terminar sin agregar algo muy importante, los líderes cristianos deben preguntarse si lo que hacen es para que las personas los elogien y se maravillen de su inteligencia o en verdad hacen todo para la gloria de Dios.
Con amor, su hermana y sierva de Cristo
Martha de Bardales
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