“Por lo tanto, dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo. Mas bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo” Efesios 4:15
¿Jura usted decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Es lo que pregunta el juez al testigo que tiene la mano puesta firme sobre la Biblia, éste sin chistar exclama: ¡Si juro! Pero en el fondo de su corazón él sabe que “su verdad” no es exactamente la “verdadera verdad”.
-¡Si prometo!- También afirman los novios delante del ministro cuando este les pregunta si están dispuestos a prometerse fidelidad y protección hasta que la muerte los separe, pero a pesar de todo el buen deseo de ser leal en el interior de ellos está la condición grabada en sus alma: -“si prometo, con tal que tu hagas lo mismo”-.
Sólo se puede decir la verdad, prometer en verdad, ser fiel y amar desinteresadamente con la gracia que Dios nos ha regalado, y por medio de su hijo Jesús.
“Mientras que la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo” Juan 1:17
Si quiero hablar verdad pero no tengo comunión con el Señor, no medito en su Palabra, no obedezco su ley ni temo a Dios, ¿Qué verdad es la que está a punto de salir de mi boca? Es otra mentira la que está en la punta de mi lengua.
“Lo que ustedes deben hacer es decirse la verdad, y juzgar en sus tribunales con la verdad y la justicia ¡Eso trae paz! No maquinen el mal contra su prójimo, ni sean dados al falso testimonio porque yo aborrezco todo eso, afirma el Señor” Zacarías 8:16
El Señor aborrece la mentira, mientras que Satanás es el padre engreidor de la mentira. Como cristianos no podemos darle cabida a esta práctica inmunda de la falsedad, Dios nos pide: hablen siempre la verdad:
La verdad sin hipocresía
La verdad sin exageración
La verdad sin condiciones
La verdad sin temor
La verdad con amor.
Vivir la verdad con amor es un rasgo de madurez cristiana, no es un simple signo de conducta moral y esfuerzo humano, sólo el que tiene una íntima y diaria relación con Dios puede decir la verdad, y caminar en la verdad.
En el libro de Zacarías encontré un pasaje que me impactó mucho, el profeta vio un gran rollo volando sobre todo el pueblo, era un rollo inmenso, tan grande como el tamaño del templo, de tal magnitud que toda la nación escogida por Dios podía contemplarla, entonces el ángel del Señor le preguntó al profeta Zacarías ¿Qué ves? Y el profeta le contestó: ¡Veo un gran rollo que vuela! Entonces el ángel le dijo lo que estaba escrito en el rollo:
“Esta es la maldición que caerá sobre todo el país. Según lo escrito en el rollo, alcanzará tanto al ladrón como al mentiroso. Así que he desencadenado esta maldición para que entre en la casa del ladrón y en la del que jura en falso por mi nombre. Se alojará dentro de su casa y la destruirá, junto con sus vigas y sus piedras, afirma el Señor Todopoderoso” Zacarías 5:1-4.
El gran delito que sería castigado por Dios era el robo y la mentira, ésta última sería castigada con maldición que terminaría alojándose en la casa del perjuro hasta destruirla totalmente desde las vigas hasta las piedras afirmó el Señor.
A algunos se les hace fácil mentir, callar la verdad, exagerar realidades, ocultar realidades por proteger al pecador, etc. El pecado de la mentira trae maldición a tu casa hasta que termina destruyendo todo lo edificado, Mejor elige hablar la verdad con amor. No hay justificación para mentir.
En cambio si hablas la verdad estás dando el paso seguro para encontrar la libertad total, el paso para vivir con infalible paz. ¡Sólo la verdad trae paz!
Con amor y verdad
Martha Vílchez de Bardales
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