“El que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía." Tito 1:6
Continúo con los requisitos de un siervo de Dios. Pablo escribió: “Marido de una sola mujer” Esta frase griega se traduce literalmente como "un hombre de una sola mujer" o "deben tener una sola esposa", “Él debe ser fiel a su esposa”, "Fiel a su única esposa", "Casado una sola vez".
En estas diferentes traducciones los estudiosos de la Biblia dan cuatro puntos de vista principales con respecto a la interpretación: Debe estar casado. No debe tener más de una esposa viva. Debe permanecer leal y fiel a su esposa.
En ese tiempo también ocurría (quizá con la misma frecuencia que hoy) que un hombre casado con una sola mujer, en realidad sólo lo era por documento civil. Prestemos mucha atención al mensaje de Pablo: Cuando se es infiel con los ojos y pensamientos ya dejaste de tener una sola esposa. Un hombre que tiene deseos sexuales por otras mujeres además de su esposa, o se involucra en un comportamiento impuro con otra mujer ya adulteró con ella en su corazón:
Jesús dejó claro que “todo el que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. Mateo 5:28; Mt 5:27, 29- 30.
Una persona con pensamientos de lujuria (lascivia, obscenidad, pornografía) ya sea que cometa o no adulterio físico, comete adulterio moral si alberga deseo sexual por mujeres que no sean su esposa. El tal ya no es un hombre de una sola mujer.
Pablo dejó bien claro a Tito que un siervo de Dios queda descalificado si tiene esta debilidad, porque el pastor debe estar completamente libre de fornicación, adulterio, divorcio, hijos ilegítimos y toda mancha moral que empañe su reputación de representante de Jesucristo.
Otro requisito muy importante es en cuanto a su familia. Un siervo de Dios debe tener hijos creyentes. La habilidad de evangelismo, pastor, maestro, consejero, predicador, etc. debe empezar a practicarse en su propia casa. El gozo más grande de un padre o madre es guiar a sus propios hijos a Cristo. Pero el deber continúa con el discipulado de esos hijos, porque si sólo vienen al templo por tiranía, o a la fuerza, eso no convierte a los menores en creyentes verdaderos.
Si los hijos de estos creyentes líderes, permanecen indomables, indisciplinados, y rebeldes será cuestionable la habilidad del padre para guiar otros a la fe. Un padre sabio primero gana a su propia familia para Cristo, no es correcto delegar esta tarea a la escuela dominical o al ministerio de jóvenes.
Tenemos que enseñar a nuestros hijos para que no sean acusados de:
Derrochador, irresponsable e indisciplinado
Desobediente a sus padres
Soberbio y terco
Alteración del orden público
Vicioso y corrompido
Libertino, fornicario y lujurioso
Ocioso y negligente
Incrédulo y burlón de la Palabra de Dios
Pablo usó un término duro para identificar a esta clase de descendencia, los llamó literalmente “hijos que no estén acusados de ser salvajes”. Ser salvaje es ser incorregible y se usaba para describir un comportamiento atrevido. Así fue el hijo pródigo que despilfarró su patrimonio “con una vida relajada”.
Además la palabra “desobediente” se usó para describir caballos salvajes que no toleraban el yugo y que no sabían obedecer. En resumen, los hijos desobedientes son aquellos que no están dispuestos a someterse a la autoridad de los padres. Desgraciadamente, estos hijos se van formando salvajes cuando los padres son ligeros para enseñar y corregir.
No hay hijos perfectos, cada hijo sin embargo, tiene la oportunidad de convertirse en un siervo de Dios con la guía de padres temerosos de Dios. El verdadero campo de entrenamiento para un líder espiritual es su casa.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
Por lo tanto, vivan como hijos obedientes de Dios. No vuelvan atrás, a su vieja manera de vivir, con el fin de satisfacer sus propios deseos. Antes lo hacían por ignorancia. 1 Pedro 1:14