"Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. Esto les decía claramente. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle. Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: !!Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres." Marcos 8:31-33
Después de la declaración de Pedro, cuando confesó que Jesús era el Cristo, Jesús siguió aclarando su misión a los discípulos. El Maestro les había enseñado tantas cosas, pero ahora venía lo más fuerte. La fase final de la preparación de los discípulos comenzaba en aquel momento. Fue en Cesarea de Filipos donde les reveló su cruz por primera vez. Esta era la obra necesaria del Mesías, y estaba profetizada en pasajes como Isaías 53:3-12. Él debía ser muerto, y después de su muerte, resucitar.
Todas las expectativas de los discípulos se chocaron con la realidad que Jesús les estaba diciendo, si ellos se imaginaron que Jesús era el mesías nacional y político ahora el Señor les dijo que no sería así. Es como si un candidato presidencial anunciara al final de su campaña que prefiere ser rechazado y ejecutado. ¿Se imaginan la frustración de sus discípulos? ¿Un Mesías que es afligido? ¡Es Impensable! El Mesías es un símbolo de fuerza, no de debilidad.
En el pensamiento judío el Mesías era un descendiente del rey David, un adalid militar de Israel, sería una gran figura de súper hombre que llegaba a la historia para rehacer el mundo y que al final vindicaría al pueblo de Dios. El Mesías sería el conquistador más destructivo de la historia, aplastando a los enemigos para su última aniquilación.
Pero no sólo sería un gran guerrero, sino también un sacerdote, como en el Salmo 110 y Zacarías 3-4. Esta naturaleza dual se reflejaba en las expectativas de la comunidad de los Rollos del Mar Muerto, quienes esperaban dos Mesías: uno de sangre real (de Judá) y otro sacerdotal (de Leví). Pero de ninguna manera un mesías sufriente.
¿Por qué Jesús no les advirtió a tiempo la realidad? se preguntarán ustedes, la verdad es que si lo hizo, en varias ocasiones Jesús intentó prevenir a los discípulos en torno a su sufrimiento personal ya profetizado, pero ellos no le entendieron. Hasta ahora.
Pienso que a veces los que guiamos a la iglesia podemos sentirnos incapaces de hacernos entender, pero hay un momento especial para todos los que escuchan. En nuestro caminar con el Señor todos estamos en un proceso de crecimiento. A medida que crecemos y maduramos, el Espíritu revelará una verdad más y más profunda. No hay que desesperarse si vemos que las ovejas no entienden y seguir mostrando las verdades de la Palabra de Dios sin desmayar.
Jesús habló que sería rechazado, en esto los discípulos estaban familiarizados, eso lo habían visto todo el tiempo por los principales sacerdotes y los escribas, pero aquí habló de mayor sufrimiento. Les habló sobre su crucifixión y en este punto los discípulos entraron en un choque emocional.
¿Acaba de decir que Él va a morir? ¿Y lo que nos prometió? ¿El Reino del Mesías ya no ocurrirá?
Pedro siempre fue más reactivo. Entonces lo tomó y comenzó a reprenderlo. Reaccionó antes que todos, actuó sin pensar en sus acciones. Llevó a Jesús a un lado, esperando en su mente corregir esas ideas antes que se salga de control. Lo hizo con sinceridad, pero sin entendimiento. Pedro actuaba como un agente de Satanás.
¿Se imaginan a Pedro exhortando a Jesús? No crean que lo llamó aparte para decirle bonito, “Señor, creo que has dicho algo equivocadito, no te has expresado bien…” No fue así, el término griego es fuerte (Lucas 4:41) Pedro, regañó y censuró las afirmaciones de Jesús.
Jesús tuvo que reprenderlo por su falta de visión espiritual y su lenta comprensión. “Apártate de mí, Satanás, porque no pones la mira en las cosas que son de Dios, sino en las cosas de los hombres”
Al principio pensé que Jesús le estaba diciendo a Pedro que se alejara porque estaba como poseído, pero no, no le estaba llamando literalmente Satanás, sino que estaba refiriéndose a su actitud y acciones. A Pedro no lo movió el Espíritu Santo para corregir a Jesús, sino fue el diablo quien usó a Pedro para ser de tropiezo. Pedro actuó en la carne y no en el espíritu.
Cada día debemos preguntarnos: ¿Qué nos mueve hacer todo lo que hacemos?, ¿Qué intereses personales tengo?, ¿Qué hay en el fondo de mi corazón? Sin darse cuenta Pedro había tentado a Jesús al igual que hizo el diablo en el desierto.
Jesús le hizo ver a Pedro cómo llegó a esta manera de pensar satánica. Él no hizo una elección deliberada para rechazar a Dios y abrazar a Satanás; él simplemente dejó que su mente se acomodara en las cosas de los hombres en lugar de las cosas de Dios, y Satanás tomó ventaja de eso.
Pedro es un ejemplo perfecto de cómo un corazón sincero, pero acomodado con la manera de pensar del hombre mundano, conduce al desastre.
Cada día enfrentamos nuevas decisiones, como cristianos no puedes seguir los ideales de hombres o mujeres que no temen a Dios. Pedro puso su mente en las cosas de los hombres, Pedro vio que el Mesías era únicamente la personificación del poder y la fuerza, en lugar de un siervo que debía de padecer. Pedro no soportaba imaginar a un Mesías afligido, y reprendió a Jesús.
Para poner la mira en las cosas de Dios necesitas depender de Él y su Palabra.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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