“Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad”. Efesios 1:4-5
Cuando un muchacho busca trabajo tiene que mandar un documento que contenga toda su trayectoria profesional, una vez que la empresa recibe este documento tiene que elegir entre muchos prospectos iguales, a la persona que ellos consideran que tiene todos los méritos ideales para el puesto. Los que esperan ser elegidos, contienen la respiración con la ilusión de ser convocados.
El día de hoy en el Perú, son miles los jóvenes que están buscando trabajo, muchos esperan que alguien reconozca su preparación y experiencia, desgraciadamente, son pocos los que obtienen el ansiado puesto. Como madre, oro y le pido a Dios por estos muchachos que tengan las fuerzas del Espíritu Santo para no dejarse vencer.
¿Alguna vez has sentido la satisfacción de ser seleccionado entre muchos? En mi juventud y siendo madre con tres niñas pequeñas, postulé a un trabajo como profesora de música en un colegio evangélico, mi humilde formación no tenía comparación con los profesionales que postularon conmigo. Recuerdo que simplemente le pedí a Dios que me diera la oportunidad de servirle, y el Señor me permitió ser “escogida”.
“Escoger” significa “hacer una selección”. Esta palabra se usa en Lucas 6:13 cuando Jesús escogió a quienes serían sus seleccionados: “Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles”
Ellos no decidieron ser apóstoles de Cristo; Cristo los seleccionó soberanamente de entre la multitud que lo seguía para ser sus apóstoles. Y ellos mismos les dijo también: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”. Juan 15:16:
Los cristianos somos personas escogidas por Dios para andar como santos y sin mancha, para ser luz y sal de esta tierra, para ser embajadores del Reino de Dios.
Pero la segunda palabra que aparece en nuestro texto es “predestinados”. Esta es la traducción de la palabra griega “proorizo”, palabra compuesta de “pro” que significa “de antemano”, y “orizo” de donde proviene nuestra palabra “horizonte”.
Esta selección se hizo en la eternidad. Antes del inicio del tiempo, antes de la creación de todas las cosas, Dios nos incluyó soberanamente en Su plan de redención.
Cuando postulas a un cargo lo que vale es tu preparación, experiencia, conocimiento en la rama profesional, pero en esta elección divina, no es que Dios vio algo bueno en ti, más bien te miró con misericordia cuando andabas en el camino de la maldad y con amor te llamó a ser santo.
Pablo nos explica este detalle de la elección con doble sentido, él fue elegido por el Señor para ser salvo, y también fue elegido para ser su siervo. Quiere decir que nunca pensó que estar en el ministerio fue una “elección personal” sino que Dios lo separó de “antemano” por su propia voluntad. Esto vale para los que estamos involucrados en el ministerio pastoral, si fuéramos nosotros los que decidimos entrar a la obra por una inclinación espiritual, por sentirnos especiales o mejor preparados, quizá este servicio sería manchado por el orgullo. Es mucho más admirable reconocer que es Dios quien elige a quienes le servirán sin esperar el aplauso de nadie.
Una de las cosas que me hacen admirar a mi esposo es esa actitud de sentirse elegido aunque no lo merece. Esto no tiene que ver con “autoestima” o “poca confianza en si mismo”. Como llevo caminando con él los últimos cuarenta y dos años en el ministerio, creo que él ha entendido que el servicio a Dios es un privilegio y por lo tanto, su papel consiste en tener una comunión diaria e íntima con su Señor, quien lo eligió, entonces no se trata de lo que sabe, de lo que organiza o planifica, sino de mostrar la presencia del Señor en cada acto de su vida.
Que Dios nos ayude a entender nuestra elección para que siempre le demos sólo la Gloria a Dios.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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