¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, y abrazarás el seno de la extraña? Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, y él considera todas sus veredas. Prenderán al impío sus propias iniquidades, y retenido será con las cuerdas de su pecado. Él morirá por falta de corrección, y errará por lo inmenso de su locura. Proverbios 5: 20-23
Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; Y la mujer caza la preciosa alma del varón. ¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies se quemen? Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; no quedará impune ninguno que la tocare. Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace. Heridas y vergüenza hallará, y su afrenta nunca será borrada. Proverbios 6:26-29;32-33
La tentación siempre viene a suplir una aparente necesidad, la mujer que se siente sola será tentada por un hombre que la comprende y ayuda en todo (pero aunque argumenta que está separado, sigue estando casado) O el hombre que recibe todo tipo de maltrato de una esposa iracunda encuentra a una jovencita que lo admira y ama. Los tentadores buscan a una víctima que cree que necesita un consolador que no es Dios.
Una mujer hermosa que ofrece intimidad sexual es una gran tentación. Sus caricias y palabras halagadoras así como su cuerpo seductor abruman a la mayoría de los hombres. Un hombre que sabe escuchar, y ofrece las cosas que nunca recibió una mujer abandonada también pueden hacer caer precipitadamente a una mujer con principios. ¡Pero las horribles consecuencias aplastan el placer! Un hombre y una mujer que caen ante la seducción caerán en la ruina.
Los pecados sexuales cautivan el alma de una persona más que otras. El alcohol puede conducir a la embriaguez y a la adicción a las sustancias químicas, pero la fornicación y el adulterio conducen a la obsesión:
“Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, le obligó con la zalamería de sus labios. Al punto se marchó tras ella, como va el buey al degolladero, y como el necio a las prisiones para ser castigado; como el ave que se apresura a la red, y no sabe que es contra su vida, hasta que la saeta traspasa su corazón.” Proverbios 7:21-22
Solo la gloriosa gracia de Dios puede liberar a un hombre de esta esclavitud.
Pero el hombre que comete adulterio es un necio total, porque se destruye a sí mismo. Será herido y deshonrado. Su vergüenza no se borrará jamás. 6:32-33
La deshonra es perder el honor, la integridad, el testimonio de hijo de Dios. Caer en deshonra provoca vergüenza porque se ha destrozado el honor ante la propia consciencia y ante los demás. Aunque en los tiempos actuales, debido a la frivolidad con que se mira la integridad de un cristiano, “la honra” no se mira con tanto celo como en los tiempos antiguos, sin embargo no deja de ser valiosa porque Dios nos ha mandado a ser santos.
La persona que cae en la tentación sexual cree que está recibiendo amor, comprensión, placer, etc. Llega a creer que su pareja le da lo que nadie le ha dado, pero en verdad lo que está sucediendo es que esta persona le está quitando dignidad, honor, conciencia, y sobre todo temor a Dios. El que cae en el pecado sexual no sólo peca contra Dios, peca contra su propia alma, su propio cuerpo y toda su familia.
“Y su afrenta nunca será borrada”
Su oprobio no será borrado; aunque sea perdonado por Dios, el reproche y el escándalo permanecerán. Tengo que recordar a hombres que lucieron una vez el título de siervos de Dios, pero que cayeron en el pecado de adulterio, dejando con esa falta dolor e incredulidad en muchas de sus iglesias. El que piensa que está firme, mire que no caiga.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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