“Pero los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales y a Astarot, a los dioses de Siria, a los dioses de Sidón, a los dioses de Moab, a los dioses de los hijos de Amón y a los dioses de los filisteos; y dejaron a Jehová, y no le sirvieron.” Jueces 10:6
¿Por qué fueron los israelitas en pos de dioses falsos, después de todo lo que Dios había hecho por ellos? La idolatría se daba más que todo en el contexto de la vida diaria. La gente de ese tiempo creía que Baal, el dios cananeo de la lluvia y la fertilidad, controlaba el éxito de las cosechas. Por eso, en lugar de confiar en Dios para su provisión, los israelitas acudían a las deidades de sus vecinos paganos, pensando que les iría mejor.
Es muy fácil dejarse convencer cuando te encandilas mirando el progreso de los demás. Quizá los israelitas miraban con envidia las cosechas abundantes de sus vecinos y por eso llegaron a pensar que no les haría mal ser infiel al Dios verdadero.
La frase: “Pero los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová”
Se repite hasta siete veces en el Libro de los Jueces. Es una muestra que la maldad de Israel fue aún peor porque lo hicieron delante de los ojos de Dios. Cuando repites un pecado, vas perdiendo el arrepentimiento por la falta cometida. Es como el adúltero que repite su pecado con diferentes mujeres, ya no le importa que su esposa lo vea.
Entonces los israelitas repitieron la infidelidad y sirvieron a los Baales y a Astarot. La esencia del pecado de Israel fue que ellos sirvieron a otros dioses. Caes en la infidelidad cuando te sientes atraído hacia aquellas cosas o personas que no te pertenecen.
Israel se sintió seducido ante los dioses falsos de sus vecinos, no solamente por la belleza de una imagen de ídolo, sino por lo que estaba asociado con la deidad pagana. Baal, el dios del clima, estaba asociado con el éxito financiero. Astarot, la diosa de la fertilidad, estaba asociada con el amor, sexo y romance. Así que un israelita pensaba, ¿me tengo que conformar con lo poco que tengo? ¿Por qué no puedo adaptarme a lo que hacen los demás? "Si a ellos les funciona, ¿Qué tiene de malo que nosotros también seamos ayudados por sus dioses?"
La adoración de Israel hacia los dioses circundantes nos recuerda que así como el pueblo de Dios, nosotros también estamos a menudo, en el peligro de adorar lo que el mundo adora.
“Dejaron a Jehová, y no le sirvieron”. Quizás Israel no dejó a Dios conscientemente. Pero el añadir la adoración a los dioses paganos, con la adoración del verdadero Dios, era igual a olvidarse del Señor. Al parecer Israel estaba dispuesto a adorar lo que fuera excepto al verdadero Dios. Cuando un hombre duda de Dios, él ya no cree en nada verdadero; él ahora cree en puras mentiras.
La tentación de dejarnos enamorar por lo que nos ofrece el mundo es un peligro todos los días. Tenemos que resistir al diablo y este se irá, pero si vas aceptando poco a poco sus maneras, pronto te atrapará con sus cadenas, no en las muñecas sino en el alma.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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