“Cuando Jeremías terminó de decirle al pueblo el mensaje del SEÑOR, Dios de ellos, que el mismo SEÑOR, Dios de ellos, le había enviado para decirles, Azarías, Johanán y otros individuos arrogantes le dijeron a Jeremías: ¡Mientes! El SEÑOR nuestro Dios no te envió a decirnos: “No se vayan a vivir a Egipto”. Es ese Baruc hijo de Nerías el que te incita contra nosotros para entregarnos en manos de los babilonios. Él quiere que ellos nos maten y nos deporten a Babilonia. Entonces ni Johanán, ni los oficiales del ejército, ni la gente del pueblo obedecieron al SEÑOR, que les dijo que permanecieran en la tierra de Judá. Por el contrario, Johanán,y los oficiales del ejército se llevaron a los que quedaban del pueblo, los que habían regresado de todas las naciones para establecerse en Judá. Se los llevaron a vivir a Egipto. Se llevaron a los hombres, las mujeres, los niños, los hijos del rey y todos a quienes Nabuzaradán, había puesto bajo el cuidado de Gedalías, e incluso al profeta Jeremías y a Baruc. No obedecieron al SEÑOR, se dirigieron todos a Egipto y llegaron hasta la ciudad de Tafnes.” Jeremías 43:1-7
Johanán y Azarías se acercaron a Jeremías aparentemente con humildad preguntándole cuál era la voluntad de Dios para la nación, le pidieron aparentemente, reconociendo que el profeta tenía la verdad absoluta, ya que había demostrado siempre que hablaba palabra de Dios: “Ruega al SEÑOR tu Dios que nos diga qué camino debemos seguir y lo que debemos hacer.”
Jeremías ya sabía la respuesta, se las había dicho muchas veces, pero con prudencia les contestó que lo pondría en oración: “Los he oído. Voy a orar al Señor su Dios como me lo han pedido. Les diré todo lo que el Señor me conteste sin ocultarles nada.”
En este capítulo vemos la respuesta de estos oficiales ante la respuesta de Jeremías, se molestaron, lo acusaron de mentiroso, hipócrita y falso profeta, y todo porque no les dijo lo que ellos querían escuchar.
A veces los siervos de Dios reciben este tipo de trato, un momento pueden ser reconocidos como siervos, maestros, pastores amados, pero si la guía deja de ser amigable y se convierte en un evangelio desafiante y, transformador, entonces esas mismas ovejas se convierten en los que juzgan y abandonan al ministro y a la iglesia.
Azarías y Johanán dijeron que consideraban a Jeremías como siervo fiel de Dios, afirmaron igualmente que recibirían de él todo lo que pudiera decirles como oráculo del Señor, pero apenas se dieron cuenta que no les dijo lo que esperaban, lo acusaron de falso y mentiroso.
“Así de profundos y variados son los recovecos que hay en el corazón de los hombres; porque en un momento anuncian palabras honestas, y después no pronuncian nada más que violencia. Así que de la misma boca, por así decirlo, casi en el mismo momento, sale lo dulce; y lo amargo.”
El corazón del hombre está lleno de toda clase de engaño:
“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.” Génesis 6:5
“No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud” Génesis 8:21
“Un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida”. Eclesiastés 9:3
“Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios.” Marcos 7:21
“Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.” Lucas 16:15
Estos hombres acusaron a Jeremías de mentiroso a pesar de todas las evidencias de que era un profeta de Dios. Ellos tenían claro lo que querían hacer, irse a Egipto, y sólo consultaron como un simple acto de religión, como para cumplir. Todo el tiempo habían considerado a Dios como un Dios Poderoso a quien recurrir más solamente en tiempos de necesidad, es decir sólo como proveedor, protector, defensor, pero nunca estuvieron dispuestos a obedecer.
“Cuando a los hombres no les gusta la palabra de Dios, ellos imaginan que alguien ha colocado al mensajero en su contra.” Que extraño es que los hombres impíos siempre piensen que la palabra de Dios está en contra de ellos, ¡Cuando son ellos los que están en contra de la voluntad de Dios.
Finalmente hicieron lo que quisieron, tomaron a la gente y se las llevaron a Egipto, incluyendo a Jeremías.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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