¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Santiago 4:4-6
Santiago lanzó una reprimenda bíblica a la iglesia, ojo, no fue un improntus de indignación cuando exclamó: ¡Almas adúlteras! Esta fue una reprensión literal usada en el vocabulario del Antiguo Testamento. Dios mismo habló de esta manera por medio de sus profetas en el Antiguo Testamento cuando su pueblo fue atraído a ciertas formas de idolatría:
“Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño.” Jeremías 3:8-9.
“Porque yo me quebranté a causa de su corazón fornicario que se apartó de mí, y a causa de sus ojos que fornicaron tras sus ídolos”. Ezequiel 6:9.
“Sino como mujer adúltera, que en lugar de su marido recibe a ajenos.” Ezequiel 16:32.
“Porque han adulterado, y hay sangre en sus manos, y han fornicado con sus ídolos; y aun a sus hijos que habían dado a luz para mí, hicieron pasar por el fuego, quemándolos.” Ezequiel 23:37.
“Me dijo otra vez Jehová: Ve, ama a una mujer amada de su compañero, aunque adúltera, como el amor de Jehová para con los hijos de Israel, los cuales miran a dioses ajenos.” .Oseas 3:1.
Santiago usa los mismos términos para describir la condición de algunos creyentes que en vez de ser fieles y agradecidos, se mostraron nuevamente inclinados al mundo de donde habían sido sacados para vivir una vida nueva con Cristo.
Un adúltero para Santiago es aquel creyente (la iglesia) que abandona al Dios Amado (el esposo) y se apasiona con otros intereses mundanos.
Pero esta verdad también la toma de los profetas como Isaías y Jeremías:
“Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.” Isaías 54:5.
“Pero como la esposa infiel abandona a su compañero, así prevaricasteis contra mí” Jeremías 3:20.
Santiago es firme en demostrar que un creyente redimido no puede ser amigo del mundo y sus placeres, porque como sabemos el príncipe de este mundo es el enemigo de Dios, y está en permanente rebelión contra el Señor y su iglesia elegida.
En el instante que eliges el mundo como tu lugar de diversión y desplazas a Dios, te vuelves parte de este grupo rebelde y hostil contra el Señor.
La Iglesia está casada con Dios, y Él ha puesto en sus miembros Su Espíritu para que mantengamos una fiel e íntima comunión espiritual. Por eso afirma en Santiago 4:5 (lo comparto en varias versiones para mejor comprensión)
¿Acaso piensan que las Escrituras no significan nada? Ellas dicen que Dios desea fervientemente que el espíritu que puso dentro de nosotros le sea fiel.
No crean que la Escritura dice en vano: Ardientemente nos desea el Espíritu que él ha hecho habitar en nosotros.
Pues no dice en vano la Escritura: Dios ama celosamente al espíritu que puso en nosotros.
¿Acaso no creen que, como dice la Biblia, «Dios nos ama mucho»?
Dios es celoso, y no permitirá que seamos amigos de Su enemigo. Entonces aquí está planteada la dirección clara que tenemos para conducirnos como cristianos verdaderos. Si tu objetivo en la vida es someterte a la voluntad de Dios, dale el primer lugar en todo lo que hagas, pero si en este momento estás más ocupado en satisfacer tus propios deseos que obedecer y servir al Señor, considera que estás apagando el Espíritu que Dios puso en tu vida.
Si miras con ojos espirituales este mundo, te darás cuenta que es como una olla hirviente llena de egoísmo, vanidad, odios, luchas y los más viles pecados, de allí salen los vapores que se meten en nuestros sentidos como si fueran olores agradables, pero en realidad todo lo que viene del mundo es pestilente y fétido.
Ayer sentí lo sucio de ese olor cuando vi una noticia repulsiva, una mujer ofreciéndose a un hombre de gobierno, de forma descarada, con tal de conseguir una licitación o puestos de trabajo para ella y sus amigas. El deseo de tener cosas materiales, poder y gloria rebajaron a esa mujer y a ese hombre sucio, en dos seres irracionales sin dignidad ni la más mínima inteligencia. Son los deseos insaciables los que nos anulan como personas. Cuando eliges el mundo ignorando cuánto anhela el Señor tener comunión contigo arruinas tu vida para siempre.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
Comments