Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto jamás a Dios, pero, si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente.1 Juan 4:7-8, 11-12
Ayer se celebró el “día del amor”, “día de los enamorados” o “día de la amistad”. Creo que todos quisimos dejar por un tiempito de pensar en los enfermos, muertos y la traición de algunos líderes del gobierno, para pensar en el amor. Si vamos a hablar del amor, debo mencionar a Juan. Juan el llamado apóstol del amor, nos dice en su epístola, palabras con autoridad, pero no pierde su ternura y cariño al darnos una orden: “Amados, amémonos” Esta oración en el griego antiguo comienza de una manera impactante: “agapetoi agapomen” que significa: “aquellos que somos amados, amemos”
Quizá me puedas decir, ¿Quién puede pensar ahora en el amor de Dios si hay tanto dolor? Te debo responder que justamente al ver las consecuencias que ha traído el pecado debemos hacer un alto para meditar en el amor del Señor. ¿Te sientes amado por Dios? ¿Sabes y sientes el cuidado de Dios cada día? ¿Sabes que Dios expresa su amor de muchas formas? Sólo se puede expresar amor sincero y desinteresado cuando se es consciente que eres amado por Dios. Si nos amamos unos a otros, es porque somos amados por Dios. Tu y yo sabemos que somos amados por Dios, por lo tanto, ¡amemos a los demás!
Juan hace énfasis del amor entre el pueblo de Dios y nos demuestra la importancia de hacer evidente este cariño. Si el amor que nos damos los unos a los otros es de Dios, puede cubrir multitud de faltas. El que ama a Dios es ayudado sobrenaturalmente para ver a su hermano con perdón, paciencia, y amor.
Esta clase de amor lo recibimos en el nuevo nacimiento y como es un amor que viene de Dios es perfecto, aunque el nuestro no lo es. Sin embargo puede ir creciendo con el tiempo. Puede ir haciéndose más y más fuerte cuando tienes comunión con la fuente del amor. Así que si quieres amar sinceramente y sin esperar nada a cambio, necesitas acercarte más a Dios.
Toda relación humana es como un triángulo. Imagina un triángulo que tiene a dos personas en cada esquina de la base. Pueden ser una pareja, o dos amigos, o padre e hijo, o madre e hija, etc. Y en la parte de arriba, justo en la punta del ángulo, está Dios. Conforme las dos personas se acercan a la parte alta del triángulo, más se acercan a Dios, y a la vez, se acercan más una a la otra. ¡Las relaciones débiles se harán más fuertes cuando ambas personas se acercan al Señor!
El amor que viene de Dios nos une para ayudarnos en todo. Otro ejemplo, cuando Jesús lavó los pies de sus discípulos, y les mostró tan grande amor y servicio, podíamos haber esperado que terminara señalando a sus propios pies y preguntado quién entre ellos iba a hacer con Él como Él había hecho con ellos. En lugar de eso Jesús dijo, "Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros." Juan 13:14, La manera adecuada de amar a Dios en respuesta a Su amor por nosotros es salir y amarnos unos a otros. El amor debe llevarse a la práctica.
Algunas personas piensan que la mayor evidencia de la presencia y obra de Dios es el poder de los dones espirituales, como el hablar en lenguas o hacer trabajo social con los necesitados. Otras personas piensan que la mayor evidencia de la presencia y obra de Dios es el crecimiento de las iglesias, mientras más numerosa la iglesia más se ve el poder de Dios. Y otras personas piensan que la mayor evidencia de la presencia y obra de Dios son la prosperidad económica, por eso sus predicadores te dicen que ofrendes más para que recibas más del poder de Dios. ¿Todo eso será verdad? La Biblia dice que la mayor evidencia de la presencia y obra de Dios es el amor los unos por los otros. Donde Dios está presente y obrando, habrá amor verdadero y evidencia del Poder de Dios.
Hoy que la pandemia continúa con furia y el pueblo cree que Dios los ha olvidado, debemos hacer evidente el amor de Dios en todas sus formas, por ejemplo si eres un maestro de la iglesia, enseña y cuida de tus alumnos con amor en cada clase que das, si eres una madre que está todo el día en casa, refleja el amor de Dios en tu cocina, en el aseo, en disciplinar o aconsejar, tus hijos tienen que ver a Dios a través de tu vida, porque recuerda que Él es invisible, se hace notorio a través de tu testimonio.
Si eres un esposo que a pesar de la cuarentena tiene que salir a trabajar, o trabajas desde que abres los ojos en casa, por favor no te olvides de que eres el sacerdote de tu casa, y el trabajo del sacerdote es llevar a la familia a adorar a Dios con amor. Si eres un hijo o una hija que tiene a Cristo en su corazón sabes que Él quiere que tus gestos sean dominados por la sensatez, el dominio propio, la humildad y sumisión, todo esto es evidencia que te guía el amor. En fin, todo lo que haces debe ser hecho con amor.
Queridos amigos, sigamos amándonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es un hijo de Dios y conoce a Dios.
Con amor
Martha Vílchez de Bardales
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